Después de muchos meses de silencio, el exsecretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba resucitó ayer en Madrid para hablar sobre federalismo, durante la presentación del libro escrito por varios profesores, entre ellos la filósofa Victoria Camps. Aprovechó la ocasión para advertir a su partido de que “frente al derecho de autodeterminación debe perder toda ambigüedad”, en un momento en que numerosos dirigentes socialistas temen que una derrota electoral dentro de dos semanas reabra las tensiones internas sobre la manera encauzar el proceso soberanista en Cataluña. De hecho, ya hay voces dentro del comité federal que consideran que el reconocimiento de las “singularidades” de Cataluña que defiende ahora el PSOE no es sino una “mera retórica” que no conduce a nada y, por lo tanto, que es urgente ser permeable a la propuesta esbozada recientemente por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, a favor de la celebración de un referéndum sobre la pertinencia de un Estado federal en el que Cataluña sea reconocida como una nación. Se trata de un contencioso que puede volver a resurgir también si después del 26J Pedro Sánchez insiste en negociar con Podemos para formar Gobierno sin que Pablo Iglesias haya renunciado a sus tesis próximas al soberanismo.
Dentro del comité federal surgen voces partidarias de autorizar el referéndum que defiende Puigdemont
“La izquierda no puede ser ambigua frente al derecho de autodeterminación”, insistió Rubalcaba. “En Cataluña hay que votar, pero solo sobre un pacto territorial para España ya que entre el derecho a decidir y el derecho a convivir, me quedo con el segundo”. Rubalcaba recomendó a Pedro Sánchez que lea el libro sobre el federalismo presentado ayer en Madrid y lo distribuya entre las diferentes organizaciones regionales del PSOE, en una clara alusión a la andaluza. La catedrática Victoria Camps fue más explícita al recomendar a la presidenta de esta comunidad, Susana Díaz, que pierda el miedo a reconocer las diferencias que separan a unas comunidades de otras.
Rubalcaba precisó también los cambios que, en su opinión, habría que introducir en la Constitución para avanzar hacia un Estado federal sin romper España. El primero consistiría en hacer del Senado una Cámara en la que las comunidades discutan con el Gobierno central todas las leyes que les afectan, entre ellas la educativa. Es el mismo modelo que se aplica en Austria y en Alemania.
Mayor igualdad en la financiación
En segundo lugar, Rubalcaba apuesta por detallar en la Constitución qué competencias corresponden al Estado y cuales a las autonomías. También es partidario de incluir en el texto constitucional los principios básicos que garanticen una mayor igualdad en el sistema de financiación, así como garantías de que los gobiernos regionales estén representados en organismos como el Consejo del Poder Judicial o el Tribunal Constitucional, en suma en todos aquellos que deciden sobre competencias autonómicas.
El exlíder socialista ve también imprescindible reconocer en la Constitución “la singularidad de Cataluña”, así como sus “derechos históricos”, partiendo de la premisa de que la Generalitat se rige, por ejemplo, por una ley anterior a la propia Carta Magna, que procede de la etapa de Gobierno de Adolfo Suárez. “Todo ello es federal siempre que se pacte”, abundó Rubalcaba, partidario de no retocar el Concierto económico vasco, aspecto polémico que, según los autores del libro, habría que modular buscando un sistema en el que se establezca una mayor igualdad en la financiación por habitante.
Rubalcaba recuerda que la Generalitat se rige por una ley anterior a la Constitución y que hay que respetar su singularidad
Victoria Camps defiende en el libro que hay que enfrentarse sin miedo a las asimetrías y que es imposible definir un modelo federal cerrado ya que no hay ninguno en el mundo que sea igual y en España “debería construirse sobre la marcha”. A la presentación de la obra ¿Qué es el federalismo? acudió también el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, para quien “no existe opresión en Cataluña, ni esta comunidad es víctima de nada”, salvo de haber estado dirigida desde los años 80 por una clase política “sumergida en la corrupción que afecta a toda la familia Pujol”.
