Alfredo Pérez Rubalcaba no oculta su preocupación por la deriva soberanista que ha desatado en Cataluña Artur Mas, dispuesto a seguir adelante contra viento y marea con la consulta para la independencia. Por eso el líder del PSOE levantó el teléfono la semana pasada, en concreto el día 20, para hablar largo y tendido con el portavoz de CiU en el Congreso de los Diputados, Josep Antoni Duran Lleida, ante el que alertó del riesgo de meter a Cataluña "en un callejón sin salida", según indicaron a Vozpópuli fuentes socialistas. Lo más sorprendente es que también el dirigente de Unió se mostró preocupado, pero no tanto por la apuesta política de Mas como por las repercusiones que su huida hacia adelante pueda tener en Madrid, entendido Madrid como el Gobierno central y, también, a efectos de opinión pública, en definitiva, por las "tensiones" que se generarán sin duda en el eje Madrid-Barcelona.
Y es que la posición de Duran Lleida comienza a ser muy delicada entre su empeño por erigirse en puente privilegiado de diálogo con el Ejecutivo y el principal partido de la oposición y haber mantenido, al tiempo, una posición ambigua ante su socio de partido, el reelegido presidente de la Generalitat. Con un gobierno de claro sesgo independentista en Cataluña, Duran se conforma con haber mantenido en una de las vicepresidencias a Joana Ortega, aunque su papel va a quedar diluido con la presencia del todopoderoso Francesç Homs en otra vicepresidencia, lo que le permite erigirse en el auténtico número dos del ejecutivo catalán. Los poderes de Unió dentro del Govern suman al nuevo consejero de Interior, Ramón Espadaler, y poco más.
En definitiva, su posición tanto en Cataluña como en Madrid queda doblemente debilitada, quizá por ello acordó con Rubalcaba mantener en breve un encuentro que les permita analizar la situación con mayor profundidad y volver a jugar un papel para el que ahora va a encontrar difícil acomodo al tiempo que en Cataluña se suceden los acontecimientos.
La posición de Rubalcaba sobre Cataluña no difiere mucho de la de Rajoy, aunque el PSC ha marcado agenda propia y decidido no interferir en la celebración de la consulta soberanista
Tampoco el líder socialista lo tiene internamente fácil. Si bien su análisis sobre Cataluña no difiere mucho del que pueda hacer el propio Mariano Rajoy, con el que ha hablado mucho de esta cuestión, el PSC se lo sigue poniendo muy difícil. El líder de los socialistas catalanes, Pere Navarro, ya ha anunciado, ante el estupor de Ferraz, que no desean poner "palos en las ruedas" de la consulta independentista por lo que se abstendrán en todas las cuestiones que tengan que ver con la misma. El anuncio fue rechazado por la dirección socialista, primero, porque no se consultó dicha decisión, y segundo, porque el PSOE rechaza una consulta que considera "legal y desastrosa para Cataluña y para España", como dijo recientemente la vicesecretaria general socialista, Elena Valenciano.
Ayer mismo José Bono atribuyó los "males" que padece el PSOE al desdibujamiento de su "proyecto nacional", de forma que sólo se le conozca por sus siglas en su sede de Ferraz. "Probablemente, desdibujar el proyecto nacional del PSOE es la causa de nuestros males, y no son pequeños, cuando tenemos el nivel de diputados más bajo de nuestra reciente historia", señaló el que ha sido presidente de Castilla-La Mancha, ministro de Defensa y máxima autoridad del Congreso de los Diputados.
Tras apelar a la "disciplina" en las relaciones entre el PSOE y el PSC, señaló que la formación que fundara Pablo Iglesias es un partido socialista, "no nacionalista y no debe imitar a los nacionalistas", además de "español". En este sentido criticó el cambio de siglas en función de las comunidades, de modo que en Castilla-La Mancha lo llaman PSCM, en Euskadi PSE y en Cataluña PSC "y lo de PSOE parece que está poco de moda, cuando para la inmensa mayoría de nuestros votantes a quien votan es al PSOE", subrayó según informó Efe.