Si hay un clamor popular en la sociedad es que falta educación contra tanta violencia machista, para ello, la localidad sevillana de Sanlúcar la Mayor se ha puesto a trabajar y han creado “Los Mundos de Alicia” un escape room donde a través de las pistas van conociendo diferentes formas de malos tratos, que no son físicos pero que hacen un grave daño. Los jóvenes de entre 18 y 21 años son los más permisivos con el maltrato a la mujer. Además, casi un 20% de los jóvenes en esta franja de edad considera que golpear a su pareja tras una discusión, insultar o controlar el móvil no es una forma de maltrato, según el estudio 'Macroestudio Violencia de Género Tolerancia Cero’.
Rosa Castro, es agente de igualdad en el Punto de Igualdad Municipal desde hace 13 años, y es además responsable de campañas de sensibilización en materia de igualdad. Castro ha contado a Vozpopuli esta metodología para aprender casi sin darse cuenta y mediante un juego. Ha relatado que el el primer escape room fue “El virus” que se puso en marcha en 2018, con un resultado de más de 1.800 jóvenes como participantes en las actividades, tanto en ámbito educativo, como comunitario. Además asegura que “no dejará de sorprenderme que acudan a estas iniciativas en su tiempo libre, como alternativa de ocio y fuera del marco educativo, realmente eso demuestra que además de divertirse, aprenden y lo eligen por ellos mismos, que es en mi humilde opinión lo más importante”.
Sobre estas iniciativas fuera de las aulas, Castro ha asegurado que son muy importantes porque los jóvenes tienen que aprender a gestionar las emociones. “Nadie nos habla de emociones buenas, emociones tóxicas y cómo se gestionan”. Cuando comienzan esos primeros amores, añade Rosa, es importante reconocer estas emociones tóxicas y trabajar en ellas. “Ejercer control, tener dependencia emocional, sentir celos, manipular a la pareja, prohibir, juzgar las inquietudes, la indiferencia afectiva o aislar a la persona que quieres son algunas de las muchas pautas que tenemos normalizadas dentro de la pareja”.
Para poner límites es imprescindible que sepamos qué límites poner y dondeRosa Castro, agente de Igualdad
Durante esta entrevista, Rosa Castro asegura que ella no es más que un eslabón en una cadena de 34 personas que hacen que “Los mundos de Alicía” y otras muchas actividades sean una realidad en Sanlúcar la Mayor (Sevilla) y sobre todo sirva para educar a los jóvenes sobre una realidad que por desgracia es más habitual de lo que pensamos. Sin embargo, Castro destaca que habría que poner en valor que ellos son agentes de cambio, y por ello le resultaría más sencillo crear un power point y dar una charla. Asegura que realizar actividades de esta envergadura requiere de mucha implicación, de mucho tiempo. Castro añade que “quizás desde arriba, alguien debería pedir menos números y mayor implicación”. Estas actividades alejadas de las institucionales, manifiestos, charlas, talleres, y atender a usuarios y usuarias, han provocado que en ocasiones haya tenido que oír “ya esta haciendo tonterías” pero quizás esas “tonterías” a los ojos del desconocimiento, son la clave principal para entrar en el mundo de la población joven, concluye Rosa Castro.
¿Qué son “Los Mundos de Alicia”?
Se trata de un escape room para enseñar jugando y ese es el objetivo principal del juego: aprender a reconocer las señales de los inicio de la violencia de género y tomar conciencia de que el maltrato no solo son los golpes. De hecho, en esta actividad “Alicia nos cuenta una historia en la que hay violencia de género pero no hay golpes” según afirma Rosa Castro.
Para explicarnos el escenario, Castro asegura que se han inspirado en Carmen Ruiz Repullo, que describió el camino que sigue la violencia de género en las relaciones adolescentes, y para ello utilizó la imagen de una escalera y “es esa misma escalera la que recreamos en el escenario de Alicia”. Según esta agente de igualdad, "la educación afectiva y emocional debe constituir un pilar social", ya que nos relacionamos a través de emociones y nadie nos enseña a interpretarlas. Si esto nos sucede a los adultos en nuestra relaciones, con el bagaje de vida y no somos capaces de gestionar ni identificar la toxicidad de nuestros actos, “imagina la dificultad añadida que sienten los y las adolescentes en sus primeras relaciones. Por eso es fundamental trabajar lo emocional y ponerlo en el centro de la educación y la sociedad”.
Pese a su bagaje de mas de trece años en Igualdad, a Rosa Castro le sigue sorprendiendo la implicación de los jóvenes. “Cuando trabajamos en el aula, que tenemos tiempo para la reflexión, preguntan sobre los celos, afirman que hay celos buenos y celos malos, les sorprende que la indiferencia afectiva es una herramienta de control, debatimos también con aquellos que niegan la violencia de género, y entramos en el debate de si las chicas hacen esto también”.
Tenemos un reto por delante para tener relaciones basadas en el respeto, en la comunicación y saber poner punto y final a aquellas historias en las que no podemos ser nosotros mismos.Rosa Castro