El Gobierno ha cerrado la puerta a toda vía de negociación directa con Artur Mas. El presidente de la Generalitat no se apea del burro de su referéndum aunque ahora lo disfrace de 'elecciones plebiscitarias'. Los discretos emisarios de la Moncloa detectan tan sólo un estado de febril ofuscación en el Palacio de la Plaza de San Jaime. La intransigencia de ERC se ha adueñado de la locomotora del soberanismo e impide cualquier frenazo o cambio de rumbo.
No hay nada que hacer al menos hasta que se supere el 'test' de las europeas, donde pueden producirse algunas sorpresas que alteren el actual inmovilismo que se ha apoderado del equipo de Mas. Mientras tanto, desde el despacho de Soraya Sáenz de Santamaría, se impulsa, con absoluto secretismo, una estrategia para arbitrar fórmulas que desactiven el actual 'impasse'. La vicepresidenta, en su breve conversación en Barcelona con Francesc Homs, portavoz de la Generalitat, se convenció en primera persona de que el equipo de Mas no encuentra otra salida que la de mantenerse firme en sus planteamientos. "Va a ser muy difícil pero no tenemos otra que seguir hacia adelante", escuchó por boca de quien habla por la del president.
Fotografía en el Congreso
El fotografiado encuentro en los pasillos del Congreso entre Pérez Rubalcaba y Duran i Lleida era todo menos una casualidad inocente. Tres cuartos de hora conversando por la M-30 buscaban un efecto mediático. Una instantánea que forma parte de esta estrategia monclovita que pretende enviar un mensaje a la Generalitat de que las cosas no pueden permanecer estáticas pese a la cerrazón manifiesta del Gobierno catalán. Sáenz de Santamaría mueve estos días sus hilos para incorporar al PSOE y al ala menos cerril de CiU a un escenario alternativo, una propuesta imaginativa que evite el encontronazo dentro de los inamovibles márgenes que impone la legalidad.
La vicepresidenta insiste, viernes tras viernes, en su comparecencias tras el Consejo de Ministros, en que nada es posible mientras el presidente de la Generalitat se empeñe en ignorar la Constitución y saltarse a la torera lo dispuesto en nuestro ordenamiento jurídico. La firmeza y la determinación de la Moncloa no se va a modificar ni un ápice, como bien dejó expresado Mariano Rajoy ante los comisionados del Parlamento catalán. De ahí que se busquen otras fórmulas, hasta ahora no ensayadas, que puedan reabrir las vías del diálogo.
La propuesta de Miñón y Roca
En esta línea se enmarca la propuesta conjunta presentada días atrás por Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miquel Roca, dos 'padres de la Constitución', en el sentido de llevar a cabo una relectura del texto de la Carta Magna sin necesidad de reformarla. El invento lo llaman 'mutación' y consiste en blindar las competencias de Cataluña en el orden de la economía, la fiscalidad, lengua, cultura e infraestructuras. Algo que, en buena parte, ya figura en los estatutos del País Vasco, Navarra o Canarias pero que permitiría al Gobierno mantenerse en sus postulados y a Artur Mas salvar la cara ante las hornadas independentistas que movilizan ERC y la ANC.
Algunos constitucionalistas y expertos próximos al PSOE, reclutados por Pérez Rubalcaba, se han sumado también a este equipo de estudio de soluciones alternativas. Se trata de escapar del imposible planteamiento de abordar una reforma de la Constitución y, al tiempo, ofrecer una solución que deje a Artur Mas sin argumentos.
Conjunción de fuerzas
Las labores de los especialistas están en marcha. Sáenz de Santamaría ha engrasado la conjunción de fuerzas con PSOE y un sector de CiU al tiempo que desde otros estamentos próximos al Gobierno se moviliza a algunas personalidades del ámbito catalán para que intensifiquen su presión sobre el president. Nadie espera resultados milagrosos de esta intentona, pero hay que hacerlo. "El libreto de Artur Mas ya lo conocemos. Quizás el 9 de noviembre no pase nada, pero hasta entonces no podemos permanecer mirando al tendido", comentaba días atrás alguien que conoce las entretelas del plan.
Los sectores soberanistas, empeñados en sus objetivos de máximo, preparan ya la estrategia para repetir las movilizaciones populares durante la próxima jornada del Once de Septiembre a modo de precalentamiento de la fecha señalada para el plebiscito. El calendario sigue su marcha y los plazos de agotan. Nada políticamente relevante surgirá hasta las elecciones europeas. Pero hasta entonces, ni el Gobierno ni el PSOE ni la rama antisecesión de CiU se niegan a quedarse de brazos cruzados. "Tiene que quedar claro que el inmovilista es Mas y no Rajoy, en contra de lo que la propaganda de la Generalitat se empeña en transmitir", comenta la mencionada fuente.