El ojo de la cerradura que es necesario abrir para contribuir a que fracase el matrimonio de intereses entre el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y Oriol Junqueras (ERC), se percibió con claridad en el Consejo de Política Fiscal celebrado el jueves, en el que el ministro Cristóbal Montoro confirmó su disposición a repartir objetivos de déficit a la carta para cada comunidad autónoma, dependiendo de su situación financiera. Solo se espera el visto bueno de Bruselas para comunicar a la mayoría de los gobiernos regionales que pueden rehacer sus cuentas e introducir en ellas algo de alegría al no tener que cumplir este año con el objetivo de déficit del 0,7% del PIB comprometido en un principio con Hacienda.
Política con mayúsculas, porque el Gobierno ha introducido detrás de esta cesión una operación política de gran calado que tiene su principal parada en Cataluña: nueva fase de relaciones con CiU, en la que ya llevan trabajando desde hace semanas Luis de Guindos (Economía), José Manuel Soria (Industria) y Ana Pastor (Fomento), esta última en magnífica comunicación con el nuevo consejero catalán del Territorio, el joven Santiago Vila. A la excursión se ha sumado también Cristóbal Montoro, la bestia negra de la Generalitat, decidido por fin a suministrar respiración artificial a la tesorería que dirige Andreu Mas-Colell. Quienes desde la dirección del PP llevaban meses vaticinando que el proceso secesionista en Cataluña tenía un precio, pueden terminar teniendo razón.
La ministra Ana Pastor inaugura una buena relación con el nuevo consejero catalán de infraestructuras, mientras Montoro anuncia que es hora de "hacer política"
El contexto en el que arranca esta ofensiva del Gobierno de Mariano Rajoy para fracturar el guion de CiU a favor de un Estado independiente es todo menos sencillo. “No vamos a aceptar bajo ningún concepto unos Presupuestos que dejen el déficit en el 0,7% del PIB y que nos obliguen a recortar más de 4.000 millones de euros. El expolio fiscal se ha traducido ya en un expolio social y en una situación tan dramática en Cataluña que posibilita todos los escenarios, incluido el de un adelanto electoral”, aseguran fuentes de la dirección de Esquerra Republicana, conscientes de que algo nuevo empieza a moverse en el Palau de la Generalitat.
Las relaciones entre ERC y CiU han empezado a deteriorarse porque en las filas republicanas se opina que “han irrumpido actores que buscan el descarrilamiento del proceso que debería conducirnos a un Estado independiente”. En el escaparate, estas fuentes republicanas colocan a Josep Antoni Durán i Lleida, líder de Unió. “Cuando habla no sabemos si lo hace en nombre de los lobbies que quieren enterrar el proceso independentista, si lo hace a título personal o si lo hace en nombre de CiU. Esto es algo que Mas tiene que aclarar cuanto antes, pues la confusión lo contamina todo”, asegura la misma fuente.
En Esquerra Republicana se opina que detrás de Durán i Lleida se mueven intereses financieros y empresariales que quieren que descarrile el proceso soberanista
Si las tensiones continúan, como es de suponer, y Mas no le aclara a Oriol Junqueras, el máximo responsable de ERC, las nuevas reglas de juego, los republicanos están dispuestos a forzar el calendario que su pacto con los nacionalistas preveía para esta legislatura. “La consulta soberanista está en el calendario y debe celebrarse en el primer semestre del año que viene, pero si el ahogo financiero no se soluciona, las cosas podrían precipitarse porque la situación no aguanta”. Con lo que no contaban los republicanos era con la posibilidad de que Artur Mas consiguiera aflojar la presión financiera sobre Cataluña a cambio de recular en sus posiciones secesionistas, un escenario que sí se contemplaba desde La Moncloa y que podría abrirse paso en los próximos meses. “De momento, mucha confusión, vamos a convivir con ella durante semanas hasta ver cuál es, al final, el desenlace”, se resume en ERC.
Para complicar el panorama, en este río revuelto han empezado a lanzar la caña los socialistas catalanes. La debacle sufrida en las pasadas elecciones autonómicas y el acuerdo alcanzado por CiU y ERC para recorrer juntos el proceso soberanista, dejaron al PSC en la cuneta y con el único protagonismo que les brinda su enfrentamiento con Alfredo Pérez Rubalcaba a cuenta del llamado derecho a decidir. Ahora, cuando las relaciones entre los nacionalistas y los republicanos empiezan a empeorar por la asfixia financiera que sufre Cataluña, el secretario general del PSC, Pere Navarro, ha visto la oportunidad de sacar la cabeza del agua, que diría Mariano Rajoy, ofreciendo a Artur Mas el respaldo presupuestario que ERC, de momento, le niega.
Pescando en río revuelto, los socialistas catalanes han ofrecido apoyo presupuestario a CiU en el caso de que ERC se eche al monte
Si los republicanos han decidido que no se retratarán al lado de CiU en un Presupuesto que, sin contar con el favor del Gobierno, tendría que incorporar, como mínimo, un nuevo recorte de 4.000 millones de euros, los socialistas no tienen los principios tan claros. Fuentes del PSC confirman que si Mas abre un proceso serio de consultas, “hay una predisposición clara al diálogo”, sobre todo ahora que las tensiones con el PSOE les han dado tanta autonomía. Los socialistas catalanes ven altas probabilidades de que el acuerdo entre CiU y ERC termine resquebrajándose y van a pelear porque todas las ganancias no se las lleve el PP. En el PSC se opina también que “detrás de las posiciones a favor de esta ruptura que esconden algunas frases de Durán i Lleida, se refugian importantes intereses financieros y empresariales en Cataluña que siguen sin comulgar con el proceso independentista”.
En la dirección de ERC se siguen con lupa los movimientos del PSC, pero no se ven espacio en estos momentos para un acuerdo de legislatura entre los socialistas y CiU.
La misma fuente de ERC regresa al kilómetro cero de su argumentación inicial: “Si la confusión aumenta y la asfixia financiera sigue causando estragos sociales, no nos quedará más remedio que, agotadas las demás posibilidades, ir a nuevas elecciones, las encuestas ya sabemos lo que dicen…”. Lo que anticipan es que la única fuerza emergente sigue siendo ERC, pero como la política catalana empieza a jugarse a varias bandas, sería absurdo pensar que el Gobierno de Mariano Rajoy va a dejar que la operación en marcha, con mucho dinero por medio, se cierre con unas elecciones en las que se consolide más aun la pulsión independentista.