Scytl, la empresa catalana encargada del recuento del 26-M ha consumado su fiasco. La compañía aún no ha dado los resultados en las diputaciones, pese a que algunas de estas entidades supramunicipales ya han emitido su resultado. Fue la encargada del recuento de votos en las pasadas elecciones a la Cámara de Barcelona, un resultado definitivo que tardó cinco días en facilitar, y eso que la votación fue electrónica, y con poco menos de 20.000 participantes.
La tecnológica catalana se hizo con el contrato del recuento de votos por 8,7 millones de euros y ha mostrado sus graves errores en los dos comicios que ha participado en menos de mes y medio. Primero fue en la Cámara de Comercio de Barcelona, con un recuento tedioso, hasta el punto de no facilitar datos oficiales el mismo día de la votación, con las consiguiente polémica y quejas de los presentes, que esperaron más de cinco horas hasta que se dieron unos "resultados provisionales".
El otro revés se produjo en una simulación del 26-M, con un nefasto balance. Y ahora se consuma su labor con el recuento oficial de las elecciones. No hay datos disponibles aún de las diputaciones, pese a que la de Barcelona ya anunció incluso la composición, con datos de municipios que pueden no estar bien calculados.
Scytl se hizo con el contrato de Interior a inicios de este año, junto con Vector ITC, arrebatando el recuento a Indra. Fernando Grande-Marlaska dio su consentimiento a la firma para que la compañía se hiciera cargo de las municipales y europeas.
Cámara de Comercio de Barcelona
El primer fiasco en España se produjo con el voto en la Cámara de Comercio de Barcelona. La idea era sencilla, con un polémico voto electrónico -la primera vez que se experimentaba con este sistema en el país- sin doble validación.
El recuento debía ser fácil, eficaz y ágil. Al ser electrónico los resultados tendrían de forma inmediata, pero no fue así. Se votó un jueves y hasta el lunes no hubo datos oficiales, incluso se llegó a asegurar el mismo día que no se iban a dar resultados. Una decisión que la Cámara de Barcelona reculó tras una filtración a la prensa impresa en papel.
El propio voto electrónico está impugnado por una de las candidaturas, la de Ramon Masià, debido primero a la escasa fiabilidad del sistema, que permitía votar desde una misma IP y por la falta de una doble identificación.
La Generalitat hizo caso omiso a las críticas empresariales y facilitó finalmente este sistema de votación. Fue la consejera de Empresa, Àngels Chacón, quien lo permitió.
En la polémica votación se apartaron en un inicio 955 votos de los 17.224 depositados debido a la sospecha de que fueron emitidos desde una misma dirección de Internet, desde un único dispositivo. La Generalitat, después del fallo, salió en defensa del sistema, mientras desde la Cámara de Barcelona se exigió a través de un comunicado "rigor".
Fallo en las pruebas del 26-M
Tras este fallo, se produjo otro en las pruebas del 26-M. El sistema se cayó y dio errores en comunidades y provincias. Según se dijo entonces, a mediados de mayo, la caída se produjo en Galicia, Canarias, Asturias y Teruel.
"Absoluto desastre la formación de representantes de la administración, por la nueva empresa. Indra será lo que sea, pero la fiabilidad que da al proceso electoral no la consiguen estas empresas de medio pelo, ni de lejos", afirmaba un trabajador del Ayuntamiento de Toledo. Ahora estos fallos se han convertido en una pesadilla hecha realidad, sin que aún se conozcan los datos de las diputaciones, por ejemplo.