La segunda vuelta de las primarias de ERC despejará este sábado la incógnita de quién asumirá los mandos de la formación, si Oriol Junqueras o Xavier Godàs. Pero también han arrojado una precisa radiografía del estado actual de las filas republicanas. Y ésta muestra a un partido fracturado cuyos líderes no dudan en recurrir a la guerra sucia para derribar a sus rivales, enfrentados más por conflictos de índole personal que políticos. En este sentido, que tanto el aspirante de Militància Decidim —Junqueras— como el de la 'rovirista' Nova Esquerra Nacional — Godàs— hayan fijado como prioridad si se alzan vencedores en la jornada de hoy "recoser" el partido evidencia la hondura de la brecha que atraviesa ERC.
Tanto es así, que la campaña de la estructura 'b' de la formación dedicada a airear los trapos sucios de los adversarios internos parece haber llegado hasta las mismas puertas del cónclave republicano. El miércoles se filtró a los medios que Junqueras ordenó supuestamente a Alfred Bosch que no activase el protocolo de acoso sexual en 2019 en un caso que afectaba al jefe de gabinete de Exteriores. En su lugar, el entonces presidente de ERC encargó, según Bosch, una "investigación discreta, informal e irregular" para que el escándalo no fuese rentabilizado por sus socios —y al mismo tiempo adversarios— de Junts. Junqueras ha reaccionado asociando la filtración a un "juego sucio propio de estructuras b". Por su parte, los 'roviristas' se han desvinculado de las acusaciones y criticado que se embarren con ellas las primarias.
Pero, ¿por qué esta campaña ha estado repleta de "descalificaciones, filtraciones, ataques y calumnias", como ha lamentado el propio Junqueras? Tal vez la razón estribe en que los conflictos en liza se enraízan en lo personal. El exvicepresidente de la Generalitat y la dimisionaria Marta Rovira, antaño tándem estelar de los republicanos, no se han dirigido la palabra desde el pasado junio. Silencio que también mantienen Junqueras y Aragonès desde el verano. Y los dos aspirantes actuales a presidir el partido mantuvieron su última reunión por las mismas fechas —exceptuando, claro, los debates de esta semana en los que han intercambiado agrios reproches sobre la organización 'b'—.
Discrepancias cosméticas
Estas diferencias, como es sabido, se remontan al tiempo en el que Junqueras permaneció en prisión. El líder republicano critica que en aquel periodo los 'roviristas' le ningunearon y orquestaron la 'b', mientras estos le afean su paulatino autoritarismo y su rechazo a renovar los cuadros de mando. Por lo demás, las discrepancias políticas entre 'junqueristas' y 'roviristas' son más aparentes que de verdadera sustancia. Y es que, básicamente, se reducen a que Militància Decidim no descarta que ERC se integre en el gobierno de Collboni en Barcelona —tal y como acordó su mano derecha, Elisenda Alamany—, mientras NEN se opone. Pero ambas coinciden en lo esencial: preservar los pactos con PSOE y PSE mientras cumplan con las cesiones, reagrupar al secesionismo y repetir otro referéndum de secesión.
Con todo, los pequeños matices podrían decantar la balanza. Recordemos que, tras su insuficiente victoria en la primera vuelta al no alcanzar el 50% de los sufragios, Junqueras se disputa el liderazgo exclusivamente con Godàs, pues la minoritaria y más radical Foc Nou se quedó fuera. Lo que no impide que los 824 electores que optaron por Helena Solà puedan ser decisivos. Conscientes de ello, los dos aspirantes se han aprestado a anunciar medidas para satisfacer a la candidatura excluida— remisa a los pactos con los socialistas y partidaria de llegar hasta el final en la investigación de la 'b'—. Junqueras ha propuesto una consulta sobre los pactos con el Partido Socialista sin concretar fecha y una "comisión de la verdad" respecto a la trama 'b'. Por su parte, Godàs ha prometido un plebiscito sobre los pactos en 2025 y una auditoria externa que esclarezca la guerra sucia. Este sábado, a partir de las 20h, se sabrá qué candidatura ha logrado seducir a la militancia.