El futuro de Cataluña se juega en la recta final de campaña o, al menos, así lo creen en el Partido Popular, que dedica estos últimos cinco días de mítines y de actos a una doble estrategia: exorcizar el riesgo de una mayoría absoluta para CiU, que, ningún sondeo sobre intención de voto le da, y, por otro, hacer un llamamiento al "voto útil" españolista para que no se escape hacia formaciones como Ciutdans.
Sin dar por descontado que a estas alturas la suerte parece echada, las informaciones sobre un supuesto desvío de dinero de de comisiones ilegales del Palau a cuentas particulares que Artur Mas y de la familia Pujol es para el PP artillería electoral, primero porque las acusaciones son muy graves y, en la misma línea que el PSC, creen que no pueden pasar desapercibidas, de modo que Artur Mas debe dar cuenta de las mismas y, segundo, porque es evidente que el caso ha estallado en plena campaña, lo que a juicio del comité de dirección del PP puede terminar de dinamitar cualquier posibilidad de mayoría absoluta. Ese es, a día de hoy, el objetivo fundamental que persiguen Gobierno y PP.
Un Artur Mas con una representación aún más mermada de la que ahora tiene (62 diputados) cosecharía un enorme fracaso para su proyecto soberanista, independientemente de que sumara con ERC una mayoría suficiente para dar una patada al tablero de juego. "Convocó elecciones con el único objetivo de conseguir mayoría absoluta", recuerdan fuentes del PP. No alcanzarla o, incluso quedarse por detrás es el mejor de los escenarios para el Gobierno, que ya está constuyendo un discurso en torno a esa eventualidad.
Pero en el PP saben que los sondeos sobre intención de voto fallan --que se lo digan si no a Javier Arenas en Andalucía-- y no conviene confiarse. Por eso, tras la reunión del comité de dirección popular, su "número tres", Carlos Floriano arremetió contra Mas al que acusó de adelantar las elecciones "para ocultar el fracaso de una gestión" y, también, la "presunta corrupción que parece deducirse de las informaciones periodísticas", en relación a las revelaciones de El Mundo. El presidente de la Generalitat se envuelve detrás de la bandera y del territorio "en lugar de dar explicaciones" sobre un caso, apostilló, que "no pone en cuestión ni a Cataluña ni a los ciudadanos catalanes, sino que afecta a personas que han gestionado dinero de todos los catalanes y aspiran a seguir gestionándolo".
El PP busca repetir los poco más de 700.000 votos que sacaron en las pasadas elecciones generales de hace un año
Además, preocupa a los populares lo que consideran de "desvío" de voto hacia opciones como Ciutdans, al que todos los sondeos le dan un incremento de entre tres y cinco diputados (ahora tiene tres) frente al tímido ascenso de Alicia Sánchez-Camacho, que podría llegar a arañar solo un escaño más, pasando de sus actuales 18 a 19, aunque, eso sí, con serias posibillidades de consolidarse como segunda fuerza política del Parlament a años luz de CiU. Desde el PP admiten que se trata de "una anomalía democrática" que el partido más votado, aunque quede lejos de la mayoría absoluta, puede llegar a conseguir cuarenta escaños de diferencia con el segundo, puesto que los populares pelean con ERC ante el más que probable descalabro de los socialistas de Pere Navarro. El objetivo es claro: repetir los poco más de 700.000 votos que consiguieron en Cataluña en las últimas elecciones generales además de voto descontento de los socialistas. Se trata, explicó Floriano, de tener una presencia "fuerte" en el Parlamento con la que frenar las aspiraciones soberanistas de CiU cosa que no se consigue, dijo, "con seis o siete diputados" en alusión directa a Ciutdans.
Rajoy acude hoy a Barcelona en apoyo de su candidata, la misma ciudad desde la que Artur Mas aseguró el domingo que las "cloacas" del Estado pretendían destruirle. El presidente del Gobierno ha tildado de "falsedad" cualquier maniobra y agregado al respecto que "si alguien tiene un problema no debe intentar trasladárselo a otro".