La 'conexión iraní' en el caso de los dos españoles detenidos en Venezuela: un complot para tapar una crisis interna

En las esferas de seguridad encuentran ciertas similitudes entre el caso de José María Basoa Valdovinos y Andrés Martínez Adasme, los dos ciudadanos de Bilbao detenidos en Venezuela, y el de Santiago Sánchez Cogedor, capturado por Irán en 2022 y que pasó casi 15 meses en prisión: se trata de españoles arrestados en escenarios de dudosa calidad democrática bajo acusaciones relacionadas con el espionaje. Como en el caso iraní, la diplomacia española prevé un largo camino hasta alcanzar la libertad para los detenidos por régimen de Nicolás Maduro.

Basoa y Martínez se encontraban realizando un viaje entre Colombia y Venezuela cuando fueron detenidos por las autoridades de éste último país. La familia les perdió el rastro a principios de mes, denunció a la Ertzaintza e inmediatamente se pudo constatar que habían sido capturados bajo acusaciones graves.

Desde entonces, el Gobierno español ha mantenido silencio. Ha sido el ministro del Interior venezolano, Diosdado Cabello, quien a través de una entrevista televisada ha desvelado la detención de los dos ciudadanos bilbaínos. Asegura que se trata de agentes vinculados al CNI, implicados en un complot liderado por Estados Unidos para, junto a tres mercenarios norteamericanos y uno checo, acabar con la vida de Nicolás Maduro.

España, "metida hasta el cuello"

España está "metida hasta el cuello", asegura Cabello, y los dos ciudadanos bilbaínos habrían confirmado su implicación en los hechos y su pertenencia al CNI. Un extremo al que desde España no se le da ninguna credibilidad, además de negar la mayor.

Fuentes diplomáticas consultadas por Vozpópuli enmarcan la maniobra en un intento de buscar un enemigo común en el exterior y minimizar la crisis interna de Venezuela, que aún respira convulsionada tras las últimas elecciones nacionales, bajo sospecha por la comunidad internacional y que propició el exilio en nuestro país del líder opositor Edmundo González -al que el Congreso de España reconoce como presidente electo-.

Diversas fuentes de seguridad destacan a este diario algunos paralelismos entre la detención en Venezuela de los dos ciudadanos vascos y el caso de Santiago Sánchez Cogedor. Éste último, aventurero, había partido el 8 de enero de 2022 desde San Sebastián de los Reyes (Madrid) con el objetivo de llegar a pie hasta Qatar, para asistir al Mundial de fútbol.

A su paso por el Kurdistán iraní, en Saqqez, Santiago Sánchez Cogedor visitó la tumba de Mahsa Amini, una joven iraní que murió bajo custodia policial tras ser detenida por el régimen de los ayatolás por llevar mal puesto el velo. La muerte de Amino desató una airada protesta social, violentamente reprimida: al menos 500 personas perdieron la vida y 17 fueron condenadas a muerte.

El régimen iraní acusó al aventurero español de espionaje, aunque no había ninguna prueba que sustentara la incriminación, más allá de la foto que se hizo ante la tumba de Mahsa Amini. Como en aquel caso, el Gobierno español considera ahora que tampoco hay ninguna prueba relacionada con la implicación de los dos viajeros vascos en un supuesto complot para acabar con Nicolás Maduro.

La negociación para la liberación de Sánchez Cogedor se prolongó durante casi 15 meses. En un primer momento, el régimen iraní se negó a establecer ningún tipo de comunicación con España, a pesar de que Exteriores puso en marcha todos los resortes para asistir tanto al detenido como a su familia. A medida que el nombre del aventurero español fue cayendo en el olvido en la opinión pública iraní, fue posible establecer canales para facilitar su libertad.

De Irán a Venezuela

Como entonces, el Gobierno de España se topa ahora con un muro para abordar con Venezuela la situación de los dos ciudadanos vascos. El régimen de Maduro ha colocado a ambos en el epicentro del relato victimista de Nicolás Maduro y no se prevén avances significativos a corto plazo sobre su situación. Al menos, hasta que Venezuela supere la actual situación política y España deje de ser el blanco prioritario de los ataques de Caracas.

Por su parte, las familias de los dos detenidos en Venezuela denunciaron la desaparición de ambos en redes sociales hace cinco días. Los otros detenidos en este supuesto complot son tres estadounidenses y un ciudadano de origen checo. Tanto España como Estados Unidos niegan categóricamente las acusaciones chavistas; el padre de uno de los españoles detenidos también rechaza los lazos de su hijo con el CNI.

José María Basoa y Andrés Martínez, ambos de Bilbao, de 35 y 32 años, partieron desde Madrid el pasado 17 de agosto, pero no regresaron a España en el vuelo programado para el 8 de septiembre.