Las últimas operaciones de la Guardia Civil contra destacados dirigentes y empresarios de la órbita de ERC ha complicado la estrategia del sector más posibilista de la formación, favorable a llegar a acuerdos con el Gobierno de Pedro Sánchez. Este sector lo encabeza Gabriel Rufián, con el visto bueno de Oriol Junqueras y Marta Rovira. Pero los últimos acontecimientos han envalentonado a las corrientes más críticas con la línea de la dirección y, como sucedió en 2018 con la propuesta de Presupuestos, puede significar una ruptura con el bloque de investidura.
"Esta investigación afecta al sector más independentista del partido, pero deja muy tocada a la dirección", explican las fuentes consultadas. El horizonte electoral catalán tampoco favorece a la estrategia más moderada, ya que se disputan con Junts per Catalunya la hegemonía del espacio independentista. Y sus principales interlocutores en el Congreso, Unidas Podemos, no son ajenos a este dilema: "Creo que no tendrán más remedio que abstenerse", explican dirigentes del ala catalana de Podemos.
Los principales dirigentes de ERC han criticado las diligencias de la Guardia Civil, pero algunos de ellos, como el propio Rufián, lo han hecho marcando un perfil bajo. Son conscientes de que no pueden culpar al Gobierno de coalición de la investigación judicial, y cargan contra el "deep state" y el aparato policial del Estado.
"En ERC hay voces contrarias al acuerdo con Sánchez y este tipo de cosas alejan cualquier pacto", explican fuentes del partido. No obstante, saben que los de Carles Puigdemont parten con ventaja en todo lo que sea estrategia de confrontación y de aludir a los "poderes del Estado". La posición de la dirección de ERC, desde su giro tras el fracaso del procés, ha sido la de obtener contrapartidas políticas, como en su momento fue lograr sentar el Ejecutivo español en la mesa de diálogo entre gobiernos.
El siguiente paso, sin embargo, que era el de negociar su apoyo a las cuentas públicas a cambio de pactar "medidas antirrepresivas" para Cataluña, se ha visto frustrado con la intervención del Instituto Armado contra Xavier Vendrell y Oriol Soler.
Contra el tripartito
Como informó Vozpópuli, la vieja guardia de ERC, que cuenta con Vendrell como miembro destacado, son más partidarios de reeditar el Gobierno de coalición catalán con JxCat. Pero no entraba en los planes de Junqueras, al menos hasta ayer antes de las detenciones de Vendrell y Soler.
En las escuchas que hizo la Guardia Civil a Vendrell aparece su intención de adherirse al Consell per la República de Puigdemont, mientras que Rufián lo consideraba un chiringuito del expresident. Este ente afincado en Waterloo pretende ser la nueva herramienta del exmandatario huido a Bélgica para buscar apoyos internacionales al procés y esquivar el control al que están sometidas las delegaciones del Govern en el exterior.
Desde Pere Aragonès a Marta Rovira no aceptan el marco de convertir los comicios del 14 de febrero en un nuevo plebiscito, como pide Puigdemont o Quim Torra. Tras su inhabilitación, el expresidente de la Generalitat pidió que si se superaba el "50% de los votos", JxCat y ERC deberían plantear una estrategia conjunta para continuar con el procés.
Esta hipótesis no estaba en la agenda de ERC, que por activa y por pasiva ha afirmado que superar dicho umbral en las elecciones no es suficiente para culminar el proceso de secesión. "Hay que tener más fuerza para derrotar al Estado", explican cada vez que se les pregunta sobre la cuestión.
Aunque esta afirmación también la comparte la vieja guardia, que es escéptica con las posibilidades de éxito de la vía unilateral, buscan acercarse a Puigdemont. El nuevo escenario, con las informaciones sobre presuntas corrupciones que saldrán a la luz, da motivos a estos sectores para alejarse de PSOE y Podemos.