Las calles y plazas de España se vieron inundadas durante el año 2011 por un movimiento ciudadano que reclamaba tener un mayor protagonismo en las decisiones públicas. Bajo el grito de "no nos representan" pedían romper con el bipartidismo reinante hasta el pasado mes de diciembre. Cinco años después, fuerzas políticas que han sabido integrar gran parte de las reivindicaciones del 15M están sentadas en los escaños del Congreso, pero también se han situado al frente de ayuntamientos y comunidades autónomas. Desde ahí están poniendo en marcha las primeras experiencias para incrementar la participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones políticas.
El Ayuntamiento de Madrid está llevando a cabo una consulta electrónica para la remodelación urbanística de un entorno emblemático como el de la plaza de España. A través de la web DecideMadrid, los censados en la capital tienen la oportunidad de emitir su opinión respecto al proyecto."Hasta el 8 de marzo, todas las personas mayores de 16 años podrán votar a través de un cuestionario vinculante de 18 preguntas. Se hará lo que decida la mayoría", apuntan desde el consistorio que dirige Manuela Carmena. Aunque es una experiencia piloto, el resultado final será tenido en cuenta a la hora de adjudicar el contrato y el pliego de condiciones incluirá las peticiones y sugerencias resultantes.
"La ciudad que quieres será la ciudad que quieras"
La crisis económica y la corrupción que sigue aflorando a diario en nuestro país han sido, sin duda, factores que han despertado un mayor interés ciudadano por la política y los asuntos públicos. Los movimientos participativos han crecido en los últimos años, al mismo tiempo que la tecnología ha ido evolucionando de manera imparable. Pero herramientas como las que está desarrollando el consistorio madrileño aún generan dudas. Uno de los argumentos esgrimidos por aquellos que se muestran cautelosos a la hora de incrementar el grado de participación es que los ciudadanos no tienen el conocimiento suficiente para decidir sobre todo tipo de cuestiones, con una complejidad técnica que impide entender lo que se está votando. Sin embargo, en el caso de la plaza de España, el Ayuntamiento facilita junto al cuestionario "documentación adicional y actas del grupo de trabajo que permiten entender mejor el proceso".
Podemos ha lanzado "La gente pregunta", una herramienta para recoger "las demandas de la ciudadanía y llevarlas a los plenos y las comisiones"
Pero el siguiente punto que se presenta en contra de una mayor participación ciudadana es la falta de tiempo. Para leer y lograr entender todo el complejo entramado de documentos que las instituciones puedan poner a disposición del votante, no hace falta únicamente preparación técnica. También es requisito indispensable disponer de tiempo y voluntad suficiente no sólo para votar, sino para informarse y tratar de comprender lo que se decide. Si bien es cierto que los periodos de votación permanecen abiertos durante algo más de un mes, aquellos que tengan más tiempo libre y compromiso social, quizás tengan una mayor participación que aquellos que dispongan de poco tiempo para dedicarse a los asuntos públicos.
Ejemplos como el de DecideMadrid, impulsado por el concejal de Participación Pablo Soto -un informático que creció en medio del movimiento de los indignados- demuestran la voluntad de las nuevas fuerzas políticas de escuchar a los ciudadanos, más allá del uso de los tradicionales sondeos de opinión. "La ciudad que quieres será la ciudad que quieras" es el lema de la herramienta del Ayuntamiento.
En la misma línea que el grupo de Ahora Madrid, la formación de Pablo Iglesias cuenta con la web PlazaPodemos, inspirada precisamente en la del grupo municipal, donde los internautas pueden proponer 'iniciativas ciudadanas', así como opinar y debatir sobre diferentes cuestiones. En la Asamblea de Madrid, Podemos ha lanzado una nueva herramienta llamada "La gente pregunta" mediante la que pretende recoger "las demandas de la ciudadanía para llevarlas a los plenos y las comisiones". El primer uso que van a dar a esta herramienta es la selección de preguntas dirigidas a Esperanza Aguirre para que sus diputados autonómicos se las formulen en su comparecencia ante la Comisión de corrupción.
Las dudas que generan
Los detractores de una democracia más participativa a través de Internet arguyen los peligros que estos nuevos métodos pueden representar. ¿Quiénes plantean y filtran las preguntas? ¿Pueden ser manipulados los resultados de las votaciones? ¿Qué garantías existen de limpieza de los procesos? ¿Qué pasa si las propuestas no concuerdan con las preferencias del partido político que gobierna? ¿Son verdaderamente representativos de la mayoría estos mecanismos? Interrogantes como estos suelen acompañar a los procesos de cambio como el que supone la implantación de nuevas herramientas electrónicas que sustituyan a las urnas tradicionales. A estas reticencias, el concejal Pablo Soto respondía en una tribuna publicada en el diario El País: "Ojalá el miedo no gane, y puedas emocionarte tanto como nosotros con lo que empieza".
Comienza un cambio que cuestiona las bases de la democracia representativa. La pregunta es si lo hace para mejorarla o para transformarla por completo
Pero no sólo se pone en cuestión la seguridad y la privacidad, sino que los más reacios a estos procesos de participación recuerdan que puede darse el caso de que grupos de votantes extremadamente motivados se organicen y se movilicen, mientras que el resto de ciudadanos no participan en estos mecanismos. En el proyecto del Gobierno de Carmena, para que una iniciativa salga adelante, se necesitan 53.726 apoyos, lo que supone el 2% de los empadronados mayores de 16 años. Pero aquellos que ponen en cuestión estas nuevas herramientas se plantean también si no podría llegar a ocurrir que los canales de participación acaben siendo copados por activistas, por grupos de interés o por gente que llegue a cobrar dinero por participar.
Sin duda, el panorama político español está en pleno proceso de transformación, aunque estas experiencias a nivel local pueden suponer un precedente para la política nacional. La Iniciativa Legislativa Popular (ILP) es la herramienta con la que hasta ahora han contado los ciudadanos para plantear ante el Parlamento sus demandas mediante la recogida de firmas. ¿Intentarán los nuevos partidos avanzar hacia la ciberdemocracia en un futuro cercano? Por el momento, parece que estamos al comienzo de un proceso de cambio que pone en cuestión las propias bases de la democracia representativa. La pregunta es si lo hace para complementarla introduciendo mejoras o para transformarla por completo.
otras experiencias internacionales
Desde hace décadas funcionan en otras naciones sistemas parecidos a los que se están implantando en España actualmente. Aunque no han de estar necesariamente regidos por las lógicas que ofrece la tecnología actual, el fondo del asunto es similar: que los ciudadanos tomen parte en los procesos de decisión política y pasen de una democracia estrictamente representativa a un modelo más participativo y deliberativo. Estados como Finlandia apuestan por el desarrollo de nuevas herramientas de participación. Estonia se sitúa a la cabeza de Europa en el uso de Internet para la relación con sus representantes y Suiza, Estados Unidos y Alemania son países con una tradición participativa más desarrollada.