Protesta por el mar sin pescadores. Mientras numerosas fuerzas políticas y ecologistas han anunciado su participación en la manifestación que se celebrará este domingo en Santiago de Compostela bajo el lema de “En defensa do noso mar”, convocada a raíz del vertido de pellets plásticos que afecta desde mediados de diciembre a medio centenar de playas gallegas, importantes asociaciones de profesionales que se ganan la vida mediante la pesca y el marisqueo afirman no haber recibido comunicación alguna para sumarse a la citada marcha.
Es el caso de la propia Federación Nacional de Cofradías de Pescadores, cuyo presidente, el gallego José Basilio Otero, marinero en Burela (Lugo), ha declarado a Vozpópuli que solo ha tenido conocimiento de esa manifestación a través de los medios de comunicación. “Donde no me llaman, no voy”, ha señalado Otero al ser preguntado si tiene previsto asistir a la convocatoria en representación de las casi doscientas cofradías de pescadores que conforman la federación española, de las cuales 49 tienen su sede en Galicia.
El peso de esta institución queda reflejado por el número de afiliados, que asciende a treinta mil en todo el país, ocho mil de ellos propietarios de embarcaciones. En opinión del marinero de Burela, la crisis de los pellets se ha magnificado de una forma desorbitada, por puros intereses políticos, debido a la cercanía de las elecciones gallegas del 18-F y destaca que él no está dispuesto a participar en ‘circos’ de este tipo. “Después del 18 de febrero estaré en primera línea de cuantas protestas tengan que ver con la defensa de la gente del mar, que es a la que me debo, pero antes de esa fecha no pienso tomar partido en actos politizados, sean convocados por unos o por otros”, señala tajante.
En torno al contrasentido que supone no haber sido convocado para participar en una manifestación que en teoría tiene por objetivo defender el medio marino, Otero responde con un lacónico “vamos a correr un estúpido velo” y lamenta que otras marchas de protesta convocadas en los últimos tiempos por pescadores y mariscadores, como las que tuvieron por objetivo denunciar el plan de energía eólica diseñado por el Gobierno, consistente en crear ocho macroparques en aguas de Galicia y Asturias, tuviesen mucho menos repercusión mediática que la que se celebrará este domingo en la capital gallega.
Después del 18 de febrero estaré en primera línea de cuantas protestas tengan que ver con la defensa de la gente del mar, que es a la que me debo, pero antes de esa fecha no pienso tomar partido en actos politizadosJosé Basilio Otero, presidente presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores
La convocatoria de esta última, que partirá a las 12.00 horas de la Alameda y discurrirá hasta la plaza del Obradoiro, ha corrido a cargo de las plataformas en defensa de las rías de Arousa y Muros-Noia, así como de colectivos ecologistas y asociaciones sectoriales del mundo del mar. En la misma ya han anunciado su participación partidos como el BNG, el PSOE y otras fuerzas políticas que, en teoría, pretenden denunciar la crisis productiva que padecen las rías gallegas y alertar de su deterioro medioambiental, aunque a nadie se le escapa que la protesta ha sido convocada a raíz de la crisis de los pellets y que existen poderosos intereses tendentes a enfocar la culpa del vertido hacia la Xunta con motivo de la proximidad de las elecciones.
Muchos analistas coinciden en que la estrategia consiste, en suma, en resucitar el espíritu del ‘Nunca máis’, aquella movilización surgida a raíz de la catástrofe del Prestige que tan buenos réditos proporcionó, hace ya dos décadas, a quienes politizaron hasta el extremo la gigantesca marea negra provocada por el infame petrolero.
“No voy a hacer política”, asegura Otero, que confiesa sentirse sorprendido por el desmesurado interés que ha suscitado el percance del buque Toconao, responsable de la pretendida ‘marea blanca’ de pellets que ha salpicado la costa gallega tras perder un contenedor cuando navegaba por aguas portuguesas, a unos 80 kilómetros de Viana do Castelo. Remarca, además, que ojalá todos los problemas que tienen el mar gallego y los profesionales que se ganan la vida en él fuesen los 27.000 kilos de microbolitas plásticas que acabaron en el océano y en las playas. Sin restar importancia al vertido, el presidente de la federación de cofradías no logra entender cómo el percance se ha ‘desmadrado’ de tal forma y critica con dureza que algunos representantes públicos se lanzasen alegremente a hacer todo tipo de declaraciones alarmistas que, en su opinión, carecen de proporcionalidad en el caso del Toconao.
Una comparación imposible con el Prestige
“Al final los perjudicados somos nosotros”, en alusión a la disminución registrada en el consumo de pescado y a su bajada de precios desde que cundió la alerta por los microplásticos llegados a Galicia, cuando se trata de un problema que afecta mucho más a otras comunidades autónomas, como Cataluña, y a países que soportan cerca de sus costas el trasiego constante de grandes buques portacontenedores.
En torno a la “alarma injustificada” por la contaminación alimentaria, el veterano marinero insiste en que los peces no comen plásticos y que si llegasen a tragar algunos pellets, estos quedarían alojados en su tracto digestivo y no pasarían a ser asimilados por el organismo del animal. Por eso el problema es nulo para los humanos, porque todo el mundo limpia el pescado y desecha las tripas antes de consumirlo.
Según la página web de Adega (Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galicia), a la manifestación del día 21 en Santiago asistirán “30 entidades del mar, 12 plataformas, 17 grupos ecologistas, 17 grupos socioculturales y 5 sindicatos”. El colectivo, que anuncia que ha fletado autobuses para acudir a la marcha de protesta, ha elaborado un folleto en el que aparece la fotografía de una playa invadida por pellets, el dibujo de una sirena que vomita bolitas blancas y logos alusivos al movimiento Nunca Máis. En el texto, culpan tanto a la Xunta como al Estado de los problemas que sufren las rías gallegas y denuncian que de nuevo, “como en el Prestige, tiene que ser la ciudadanía quien sale a las playas a luchar contra los pellets”.