Al peculiar pique que mantienen los alcaldes de Vigo (Pontevedra) y Badalona (Barcelona) para ver quién instala este año el árbol navideño más alto y lustroso de toda España se acaba de sumar el regidor del pequeño municipio cántabro de Cartes, que asegura que el “plantado” por él alcanzará los 45 metros y “subirá hasta donde sea”. Agustín Molleda, en declaraciones a Efe, añade que “si alguien se pone gallo” en referencia al socialista Abel Caballero y al “popular” Xosé García Albiol, “podemos subir diez metros más” a base de añadir “tantos módulos como puedan ser necesarios”. El alcalde de Cartes, localidad de apenas seis mil habitantes, da por hecho que vencerá el reto y presume además de que la instalación tendrá un coste total de sólo 15.000 euros en lo tocante a la iluminación, porque el montaje surge de un “desafío por parte de la empresa local y no tiene coste”.
El primero que retó al regidor de Vigo, famoso por la pasión que pone en la organización de las fiestas navideñas, fue su homólogo de la localidad de Badalona, a un tiro de piedra de Barcelona, quien hace unos días afirmó tajante que su municipio contará este año con el árbol de Navidad más grande de España. El gigante aludido, que será instalado frente al Pabellón Olímpico, tendrá 40 metros de alto, otros quince de diámetro y estará decorado con 82.000 luces led, según detalló Albiol, que el día de la presentación del proyecto no pudo evitar bromear y lanzar un simpático mensaje a su homónimo vigués: “Yo sé que hay alguien que dice que tiene el árbol más grande del mundo… y si su árbol es el más grande del mundo, el nuestro será el del Universo”.
Ahora, ambos municipios podrían “morder el polvo” si el socialista Agustín Molleda consigue su objetivo de levantar una instalación de al menos 45 metros de altura y con posibilidad de crecer tanto como haga falta con tal de derrotar sus rivales. Muy pronto sabremos, metro en mano, cuál de ambos árboles tallará más en altura, diámetro y esplendor, pero lo que está claro es que el tamaño, al menos en Navidad, sí importa.
Pero mientras estos tres regidores municipales compiten por una cuestión de tamaño, cientos de residentes en la ciudad más poblada de Galicia han vuelto a salir a la palestra para demandar a Abel Caballero que tome medidas eficaces para paliar la tortura que padecen desde mediados de noviembre a enero. Se trata de la Asociación de Vecinos Zona Centro de Vigo, que lleva ya varios años protestando por el martirio que supone vivir en el amplio entorno de la ciudad que se ve afectado por el montaje y el funcionamiento de infinidad de atracciones, casetas de feria y puestos de alimentación que atraen a muchos miles de visitantes todos los días, con el consiguiente colapso de unas calles que, según denuncian, se convierten en verbenas y basureros permanentes.
Al frente del colectivo figura Alba Novoa, una ejecutiva de una conocida empresa de granitos que, pese a trabajar en un sector muy “duro”, afirma sin dudar que en su ámbito se negocia siempre, mientras que con el Ayuntamiento de Vigo “no existe esa posibilidad” ante su cerrazón a sentarse para debatir los problemas planteados. Alba denuncia ruidos insoportables durante toda la jornada, con picos que superan los 80 decibelios dentro de las viviendas más próximas al “sarao”; la acumulación de basura y de todo tipo de desperdicios, desde comida a pañales, en los jardines que habitualmente utilizan los niños y las personas mayores para jugar o pasear, y el vandalismo constante que sufren sus portales, que muchas veces amanecen “decorados” con orines y vomitonas.
En declaraciones a Vozpópuli, la presidenta vecinal afirma que las medidas anunciadas hace unos días por Abel Caballero para reducir las molestias de los residentes son muy escasas, y además duda mucho que se vayan a cumplir. “La prohibición de melodías, bocinas y pitidos que prometen para este año siempre estuvo contemplada, pero los feriantes no la cumplen a pesar de las numerosas quejas. ¿Por qué tenemos que vivir los vecinos del centro con altavoces funcionando todos los días durante dos meses a sólo dos metros de nuestras viviendas?”
La otra cara de la fiesta
Alba Novoa añade que las personas más afectadas por la sobredosis de jarana son, precisamente, las más vulnerables y necesitadas de mayor protección, que sin embargo se convierten en las grandes olvidadas por el Ayuntamiento. Durante esos dos meses, cientos de personas mayores, bebés, enfermos, dependientes y adolescentes en periodo escolar “ven su día a día gravemente perjudicado. Se ven obligados a permanecer encerrados en sus casas porque no tienen forma de desplazarse por la zona o simplemente no pueden manejarse por unas calles atestadas de gente y de ruido. ¿Alguien se puede imaginar los que es vivir a cinco metros de una noria gigante que funciona todos los días, durante muchas horas, durante dos meses?
A mayores del ruido, Novoa denuncia a Vozpópuli un gravísimo problema de seguridad debido a que los servicios de emergencia, ya sean bomberos, ambulancias o policía, tardan mucho más en intervenir en un área atestada de atracciones. “¿Qué pasa si tienes una emergencia médica y necesitas una rápida intervención de los servicios sanitarios?” En cuanto a la suciedad, afirma que “se vandalizan los jardines protegidos de la Alameda, que amanece todos los días plagada de basura que sirve de comida a gaviotas y ratas”. También los despacho profesionales y clínicas padecen esta situación, hasta el punto de que se ven obligados a cancelar citas porque los clientes no pueden, o no se atreven, a acceder al centro de la ciudad.
La dirigente vecinal afirma no tener nada en contra, todo lo contrario, de la celebración de las fiestas navideñas, pero no de esa forma. “Han convertido nuestras vidas en un infierno durante dos meses y por encima en un periodo tan especial como son las Navidades. Esto podrá ser muy bonito para quien viene de visita, pero es una tortura para el que vive y trabaja aquí”. Por todo ello, la asociación ha presentado ya diez demandas judiciales y espera que la Justicia les dé la razón por la consolidada jurisprudencia que existe sobre el derecho de los ciudadanos a poder descansar y a no ver invadida su intimidad.
No todo son, en suma, alabanzas para el alcalde vigués por organizar unas Navidades que han alcanzado gran popularidad en toda España. De hecho, Abel Caballero presume desde hace años de montar las fiestas más vistosas no solo de todo el país, sino del mundo entero, y lo cierto es que la atracción que despiertan sólo puede calificarse de espectacular. Por ejemplo, durante los festejos del pasado año hubo días en los que a Vigo llegaron 170.000 visitantes en una sola jornada, es decir, más de la mitad de su población, y cerca de 55.000 coches foráneos. Entre mediados de noviembre y el 15 de enero, la ciudad recibió a más de cinco millones de personas residentes fuera del municipio, con un fortísimo impacto económico en el comercio, la hostelería y los servicios.