Juan Carlos I utilizó a como testaferro a empresaria alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein para ocultar parte de sus propiedades en Marruecos y otras ciudades. Así se lo confesó ella misma en 2015 al comisario José Manuel Villarejo en una reunión en Londres grabada a la que han tenido acceso varios medios españoles.
La empresaria y y el monarca mantuvieron una presunta relación "sentimental" que salió a la luz tras el accidente de Juan Carlos I en un safari en Botsuana, donde ella le acompañaba. No obstante, Corinna relata que las motivaciones no eran personales, sino fiscales: "No lo ha hecho porque me quiera mucho, sino porque resido en Mónaco", señalaba.
El comisario Villarejo, que en prisión preventiva desde hace ocho meses por los presuntos delitos de cohecho y blanqueo de capitales, tuvo ese encuentro con Corinna gracias a la amistad que ambos mantienen con el empresario Juan Villalonga.
Corinna le explica que está viviendo "una pesadilla enorme" porque el rey emérito habría colocado parte de su patrimonio a nombre de ella "sin decírselo" y ahora la "están presionando" para que "se lo devuelva" y "le mande dinero", pero si lo hace es "blanqueo", explica. Además, Juan Carlos I también habría utilizado la identidad de su primo Álvaro de Orleans de Borbón, residente en Mónaco, y del abogado suizo Dante Canonica.
"Te levantas por la mañana y alguien te dice: "tienes un terreno en Marrakech". Llamas a tu abogado y te dice: "puta mierda, es un error, no puedes hacer eso, es money laundering (lavado de dinero), vas a ir directa a la cárcel", explica. "Yo no puedo transferir el terreno ahora a una tercera persona haciendo una operación muy opaca", añade.