Los agentes de la Guardia Civil que seguían desde hacía meses a la presunta célula terrorista de los CDR detectaron un humo extraño salir por la chimenea de una de las casas bajo vigilancia. Era el domicilio al que los detenidos llamaban "el laboratorio", según se desprende de los pinchazos telefónicos. Los investigadores detectaron que el origen de esa humareda era el compuesto denominado termita, una sustancia explosiva capaz de fundir metales. Así consta en el sumario al que ha tenido acceso de forma parcial Vozpópuli. Esta deflagración tuvo lugar el 25 de agosto y alarmó a los agentes hasta el punto de precipitar la operación que se produciría semanas después.
La Guardia Civil tenía muy presente que se aproximaba el aniversario del 1-O y comunicó este incidente al magistrado de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón. En consonancia con la Fiscalía, el juez ordenó la denominada Operación Judas. Consistió en la detención inicial de nueve personas por su presunta participación en los denominados Equips de Resposta Tàctica (ERT), una facción especialmente violenta dentro de los Comités de Defensa de la República (CDR), que preparaban actos de terrorismo. El Instituto Armado tiene constancia también de que el grupo de independentistas violentos llegó a hacer prácticas con explosivos en lugares apartados.
Con estas pruebas y el resto de indicios recabados por la Guardia Civil durante un año y medio, la Fiscalía de la Audiencia Nacional llegó a la conclusión de que los radicales de los CDR tenían intención de actuar tras conocerse la sentencia del procés, prevista para mediados de octubre. El juez imputa a los integrantes de la célula radical los delitos de rebelión, terrorismo y tenencia de explosivos.
"Estoy en el laboratorio"
Las intervenciones telefónicas de los sospechosos ordenadas por el juez García-Castellón, y que se recogen en el sumario de la Operación Judas, ponen de manifiesto que los integrantes de los Equips de Resposta Tàctica hablaban abiertamente entre ellos de sus actividades, llegando a asegurar, de forma literal: "Estoy en el laboratorio", en el que fabricaban los explosivos como la mencionada termita.
Los arrestos los llevaron a cabo agentes de la Guardia Civil en diferentes partes de Barcelona. Los detenidos fueron después puestos a disposición de la Audiencia Nacional, que el 27 de septiembre ordenó el ingreso en prisión incondicional de siete de los nueve detenidos.
En uno de los informes incluidos en el sumario, la Guardia Civil especifica que en los registros se encontró nitrocelulosa. Se trata de otra sustancia química potencialmente peligrosa, ya que que sirve como base para pólvoras, dinamitas, gelatinas explosivas o pinturas.
Manuales de explosivos
Durante los registros, los agentes encontraron manuales para elaborar explosivos, así como material con el que prepararlos, como por ejemplo cocinas, según se puede ver en los informes de la Guardia Civil, que incluyen numerosas fotografías de los instrumentos utilizados por la célula acusada de terrorismo. Los agentes también han confirmado que todos los componentes químicos en poder de la célula acusada de terrorismo fueron comprados en Cataluña, de lo que se deja constancia en la investigación de la Guardia Civil.
En concreto, el plan de los radicales consistía en utilizar sustancias químicas como la termita y la nitrocelulosa para cortar las vías del tren y las carreteras con la intención de dificultar la actuación de los Mossos d'Esquadra y de los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Sabotajes y caos
Y mientras limitaban la actuación policial y provocaban el caos con el sabotaje generalizado en Cataluña, los radicales maquinaron llevar a cabo su actuación estrella: la ocupación durante cinco días del Parlament, al que accederían con la ayuda de personas desde dentro de la Cámara autonómica.
Uno de los detenidos, según adelantó ABC, declaró que una tercera persona, no identificada, le dijo que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, sabía de sus actividades y les apoyaba.
Fuentes conocedoras de la investigación explican a Vozpópuli que algunos de los arrestados reconocieron su determinación de llevar a cabo operaciones de sabotaje, como por ejemplo la inutilización del tendido eléctrico y el corte de varias vías de comunicación. Sin embargo, rechazaron que tuvieran intención de provocar ninguna muerte.