La salida de Pablo Iglesias del Gobierno de Pedro Sánchez no determinará un punto y final en la diplomacia paralela que impulsó el líder morado durante sus quince meses en la Vicepresidencia. El nombramiento en la Secretaría de Estado de la Agenda 2030 de Enrique Santiago, hombre fuerte de IU y persona de confianza de Iglesias, confirma esa tesis. Iglesias se aprovechó de la gestión de la agenda de la ONU para ampliar sus contactos en América Latina y en la Unión Europea. Santiago, quien además coordina la defensa en el caso Dina del candidato de Unidas Podemos a la presidencia madrileña, seguirá la estela de Iglesias.
La Agenda 2030 es una estrategia global impulsada por la ONU. Se trata de una agenda de desarrollo de consumo sostenible, paz y justicia en el mundo que Sánchez entregó a Iglesias para garantizarle cierta visibilidad internacional. La pandemia frenó la posibilidad de realizar viajes en el marco de esa iniciativa, pero a medida que aminore la crisis del coronavirus se espera que la agenda de la ONU retome impulso.
Durante su mandato, Iglesias fichó como cargo de confianza al diplomático Santiago Jiménez, a quien conoce desde la época universitaria en la Facultad de Derecho de la Complutense y que también es considerado próximo a José Luis Rodríguez Zapatero. Todo apunta a que Jiménez seguirá en el equipo de Enrique Santiago. En Podemos subrayan la fiabilidad del diplomático, por lo que se espera que siga de colaborador del nuevo secretario de la Agenda 2030, que responderá a la ministra del área, Ione Belarra, otra dirigente del núcleo duro de Podemos.
El portal de Transparencia del Gobierno recoge entre las funciones del delegado para la Agenda 2030 la tarea de “colaborar con el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación en la interlocución internacional de España en materia de implantación global” del programa de la ONU. Es por ello que en Exteriores admiten que puede representar un "escaparate" para los miembros de Podemos, y para Santiago una vía para incrementar sus contactos.
Bolivia como prioridad
Iglesias dio el pistoletazo de su diplomacia paralela en el pasado otoño, cuando logró sumarse al viaje institucional en Bolivia para la toma de posesión del nuevo presidente Luis Arce. El escenario boliviano siempre ha sido central en la historia de Podemos. El exvicepresidente asistió a la primera victoria de Evo Morales y sobre aquel proceso político empezó a trabajar para exportar a España una plataforma y un discurso parecido al del MAS.
La relación personal con el número dos de Morales, Álvaro García Linera, se ha mantenido en esos años. De hecho, nada más arrancar la coalición con Sánchez, Iglesias invitó a García Linera a una charla universitaria en la Complutense, tal y como el exvicepresidente de Bolivia había hecho con él cuando Podemos entró en el Parlamento Europeo.
El viaje a Bolivia generó un incendio en las relaciones con la ministra de Exteriores, Arancha González Laya. Los de Iglesias sostuvieron que Laya intentó encorsetar al exvicepresidente durante toda su estancia (un día y medio), mientras que en Exteriores hablaron de una "agenda paralela" de Iglesias y llegaron a sospechar de reuniones confidenciales con emisarios de Nicolás Maduro, como desveló Vozpópuli.
A ese polémico viaje, en el que fuentes de Podemos reconocen que Iglesias quiso consolidar su relación con mandatarios de América Latina, también acudió Santiago. El nuevo Secretario de Estado de Agenda 2030 no pudo viajar con Iglesias en el avión institucional, pero acudió con una delegación de Unidas Podemos. Cabe destacar que Bolivia tenía abierta una investigación sobre la consultora Neurona, que la formación morada había fichado para su campaña en 2019 y que ahora está siendo investigada por la Justicia por presunta malversación.
FARC, Cuba y anti-EEUU
Fuentes de Unidas Podemos recalcan ahora que el partido ha reanudado buenas relaciones con el presidente de Bolivia. Y que incluso se han vuelto a abrir canales y puentes con empresas afines de los integrantes de Unidas Podemos.
En esa telaraña es conocido el papel destacado de Santiago. El secretario general del PCE trabajó durante años en Colombia, donde asesoró como abogado a las FARC, y mantiene un estrecho vínculo con la izquierda de América Latina. Nada más arrancar el cogobierno con Sánchez, de hecho, Santiago aprovechó para reunirse con delegados de otros Ejecutivos afines.
En febrero se reunió con Pastor Alape, exguerrillero colombiano y miembro de la Dirección Nacional del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. También habló con dirigentes del Gobierno cubano, ambos críticos con la política de Estados Unidos. Poco antes de que estallara la crisis del coronavirus, Santiago también celebró otra reunión con Paul Oquist, ministro secretario privado para Políticas Nacionales de la República de Nicaragua.
El nuevo secretario de Agenda 2030 defendió entonces la postura de “estrechar la solidaridad con América Latina para luchar contra la ofensiva imperialista de EEUU”. Mientras que anteriormente ha defendido públicamente el gobierno de Maduro. No cabe por lo tanto duda de que también Estados Unidos intentará vigilar de cerca al nuevo cargo del gobierno de Pedro Sánchez, más aún después del durísimo informe norteamericano sobre el Ejecutivo de coalición, en el que entre otros se destacan los ataques a la prensa.
Gracias a su cargo de secretario de Estado para la Agenda 2030 Santiago se erige en la puerta de entrada para la izquierda de América Latina con el Gobierno en el caso de que no quieran hablar directamente con Sánchez. Se trata de un papel de prestigio, revelan fuentes diplomáticas, que sitúa al secretario general del PCE como cabeza de puente entre Podemos en el Gobierno y algunos de sus aliados en países como Bolivia, México, Argentina o Venezuela. “Es un gran escaparate”, repiten desde el sector diplomático.