Bajo el eslogan de "fuera las fuerzas de ocupación" que clama el independentismo catalán se pone el foco en la Policía Nacional, la Guardia Civil... y las Fuerzas Armadas. Y es en los 2.300 militares que hay en la región sobre los que el separatismo ha centrado el objetivo en su nueva campaña. Pretende su expulsión en una campaña de desgaste, que se sustenta en iniciativas políticas y en la presión social para forzar su marginación.
La expulsión del Ejército de Cataluña ya figuraba en lo que Carles Puigdemont denominó la "ley de transitoriedad", un documento base en el que sustentaban las pretensiones independentistas tras el 1-O. Aquel desafío del Govern catalán condujo a la aplicación del 155, pero muchos de sus preceptos siguen vigentes.
Entre ellos, la pretensión de expulsar a las "fuerzas de ocupación", Ejército incluido. Junts per Catalunya, a través del Grupo Parlamentario Plural del que forma parte en el Congreso, la materializó recientemente en una proposición no de ley en la que pedía al Gobierno que cediese las instalaciones del cuartel del Bruch a las administraciones catalanas. ¿Con qué objetivo? Sugieren, por ejemplo, la construcción de vivienda pública.
El ejemplo de la Policía Nacional
Esta iniciativa, que deberá tramitarse a través de la Comisión de Defensa, es similar a la que el independentismo catalán ha planteado en otros ámbitos y contra otros cuerpos policiales. Particular irritación despertó entre los policías nacionales que el Ayuntamiento de Barcelona aprobase una moción para tratar de sacarles de la Jefatura Superior, en la Vía Laietana, y reconvertir ese espacio en un centro memorial sobre la represión franquista. Una votación que, entre otros, contó con el "sí" del PSC.
Aquella moción en el Consistorio catalán se aprobó en un momento crítico: en las mismas fechas en las que Pedro Sánchez negociaba el apoyo de los independentistas catalanes para su investidura.
Al igual que los familiares de policías y guardias civiles, los hijos, maridos, esposas de los militares también han sufrido episodios de "señalamiento" en su entorno escolar o profesional
Según fuentes militares consultadas por Vozpópuli, actualmente no existe ningún temor a que iniciativas como la presentada por el Grupo Parlamentario Plural puedan salir adelante. Sin embargo, sí que existe el temor a que en un momento dado, en el que los independentistas tengan una posición de fuerza en ciertas negociaciones, puedan poner sobre la mesa exigencias vinculadas con las Fuerzas Armadas.
La presión social
Las mismas fuentes advierten, no obstante, que la presión del separatismo se ha manifestado también en esferas sociales. Al igual que los familiares de policías y guardias civiles, los hijos, maridos, esposas de los militares también han sufrido episodios de "señalamiento" en su entorno escolar o profesional.
Casos que despuntan ante determinados episodios críticos. Ocurrió tras la celebración del referéndum del 1-O y, más recientemente, tras hacerse pública la sentencia del procés. Voces castrenses ubicadas en Cataluña detallan que basta que se les vea con una bandera española en su coche para ser increpados. Y en determinadas localidades, en las que es más fácil conocer a cualquier foráneo, se repiten los gestos con un único objetivo: hacerles ver que no son bienvenidos.
Policías y guardias civiles han alzado la voz tras sucesos similares a través de sindicatos o asociaciones. Los militares, no obstante, han tenido menos oportunidades para denunciar estos hechos. Campañas de aislamiento que, junto a las iniciativas políticas, tienen como fin último su expulsión del territorio catalán.