El abogado de la acusación de la Asociación de Abogados Demócratas por Europa (Adade) que logró que Mariano Rajoy declarara como testigo en Gürtel, José Mariano Benítez de Lugo, inició su interrogatorio pasadas las diez de la mañana con una “respetuosa protesta” por lo que consideró un “trato de favor” recibido por el presidente del Gobierno, ya que no se sentó en la silla al a que acudieron todos los procesados y testigos, uno a la derecha del tribunal: un lugar que sólo “deben ocupar, magistrados, fiscales, letrados y secretarios”, lamentó el letrado.
Unos minutos antes, Rajoy había entrado por el garaje con su coche oficial en la sede de San Fernando de Henares (Madrid), con lo que consiguió sortear a los 312 periodistas acreditados, pero sobre todo a los manifestantes. No fue un día cualquiera, con numerosa seguridad, que apenas dejaba mover a los periodistas.
Ya dentro de la Audiencia Nacional, Rajoy fue recibido, sin que los informadores pudieron verlo, por el presidente de esta institución, José Ramón Navarro, para directamente acudir a la sala de declaraciones, en la que tras jurar decir toda la verdad fue interrogado por las acusaciones y por el abogado del denunciante, Ángel Galindo, durante casi dos horas.
Respetuosa protesta
La “respetuosa protesta” del abogado de Adade, una asociación que también ejerce la acusación popular en otros procedimientos como Lezo y Púnica, fue el preludio de un agrio interrogatorio, en el que el propio Benítez de Lugo se quejó del tono de las respuestas del presidente del Gobierno.
El letrado incluso llegó a calificar como “impertinente” una de ellas, ya que Mariano Rajoy al ser preguntado sobre si algún empresario le había advertido sobre los pagos en B contestó: “Jamás, no sé si se ha confundido de testigo, señor letrado, jamás”, espetó el presidente, que de forma súbita fue respondido por el letrado: “¿En qué me he confundido, perdón?”.
La respuesta enfadó a Benítez de Lugo, que de forma directa, y tras ser conminado por el juez Ángel Hurtado a que realizara otra pregunta, dijo: “Si señor, pero me parece impertinente la cuestión”.
Y Hurtado aprovechó el momento para reprender la intervención de Rajoy: “Ya le he dicho al testigo que no vuelva a hacer esa observación, lo que no puedo hacer es advertirlo antes de que lo haga”.
También hubo controversia entre Rajoy y Benítez de Lugo cuando el primero contestó de forma ambigüa a la pregunta sobre quién pagó un viaje a Canarias con su familia: “Mi partido, hasta dónde yo sé”, dijo el presidente, a lo que el letrado de acusación respondió: “Es una respuesta a la gallega. ¿Y hasta dónde sabe usted?”.
"La contestación tiene que ser gallega porque no la podría hacer riojana”, contestó el presidente del Gobierno
Y Mariano Rajoy replicó: “Hasta el final. Y la contestación tiene que ser gallega porque no la podría hacer riojana”. Sin embargo, el presidente del tribunal cortó la conversación: “No entremos en discusiones. Vamos a otra pregunta, venga”.
A preguntas del incisivo abogado del PSOE valenciano, Virgilio Latorre, sobre la posible existencia de una posible enemistad con Bárcenas, también Rajoy dejó su sello al contestar: “Yo no tenía ningún tipo de enemistad, que yo sepa”.
Hacemos lo que podemos
También Rajoy mantuvo un rifirrafe con otro de los abogados del PSOE, en este caso con el letrado de los socialistas madrileños, Wilfredo Jurado. Al ser interpelado sobre el SMS que envió a Bárcenas en el que aseguraba: “Hacemos lo que podemos”.
Rajoy declaró que era una respuesta a un mensaje que no tenía ningún significado. Sin embargo, Jurado volvió a preguntar: “¿Hacemos lo que podemos significa que no estaban haciendo nada?”.
"Hasta ahí llego"
“Hacemos lo que podemos significa lo que exactamente significa hacemos lo que podemos. Desde luego nada…”, contestó Rajoy, que fue interrumpido por el letrado del PSOE madrileño, que dijo: “Hasta ahí llego, la verdad. Se lo aseguro”.
“Eso siempre es opinable”, espetó entonces Rajoy, que continuó: “No hicimos nada que pudiera perjudicar a ningún proceso”.
Por el contrario, el abogado de Bárcenas, Joaquín Ruiz de Infante, que protestó en numerosas ocasiones la decisión del presidente Hurtado de permitir que se interrogara a Rajoy sobre la caja B, no hizo ninguna pregunta al presidente del Gobierno, a quien su defendido llegó a acusar de ser el responsable de la contabilidad manuscrita.