El pasado mes de septiembre el Consejo General del Poder Judicial eligió a la magistrada Isabel Perelló como su presidenta. Su nombramiento llegó después de varios intentos fallidos por parte del órgano de gobierno de los jueces y que supuso el broche de oro de unas duras negociaciones para renovar el CGPJ después de cinco años de bloqueo, una elección que partió del consenso y que colocó por primera vez en la historia de España al frente del Poder Judicial y de la presidencia del Tribunal Supremo.
El nombramiento de la magistrada catalana fue aplaudido por la mayoría de la judicatura, desde donde la definen como una mujer de consenso y una profesional cercana a los jueces. Aunque en su día la designación de Perelló fue vista por parte de sus colegas de profesión como una elección exenta de criterios políticos detrás del telón, lo cierto es que su nombramiento no pudo materializarse hasta que su compañera Pilar Teso -quien contaba con el apoyo público de los socialistas- se retiró de la carrera a la presidencia del CGPJ. Eso sí, la asignación de la magistrada del alto tribunal cumplía con uno de los requsitos indispensables para el bloque progresista, colocar a una mujer al frente del órgano de gobierno de los jueces, un puesto de poder para representar a una profesión mayoritariamente ostentada por mujeres.
No obstante, la candidatura de Perelló consiguió el sí de la mayoría de los vocales gracias a su trayectoria profesional, valorada por diferentes miembros de la judicatura por su "profesionalismo". Reflejo de ello ha sido su labor como magistrada del alto tribunal donde aterrizó en el año 2009 como magistrada de la Sala Tercera, la Sala de lo Contencioso-Administrativo, una de las más importantes dentro del alto tribunal ya que se encarga de revisar las decisiones de la Administración Pública. Con más de cuarenta años de experiencia en la Carrera Judicial, ha ejercido como magistrada del Supremo durante 15 años.
Los primeros pasos de la actual presidenta del CGPJ le llevaron al frente del Juzgado de Distrito de Carballo y, posteriormente, al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción, único en Menorca. Tras conseguir el ascenso a magistrada, ocupó destinos en la Audiencia Provincial de Barcelona y en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
En 1993, Perelló dio un paso significativo al integrarse en la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional. Su desempeño en esta sala la llevó a ser nombrada letrada del Tribunal Constitucional en 1994, un rol en el que permaneció hasta 2003. Casi una década es el tiempo que estuvo como letrada en el órgano de garantías, donde pudo trabajar en la elaboración de borradores de sentencias y resoluciones en materia de derechos fundamentales.
Una trayectoria que también le ha valido el respeto y admiración del bloque conservador por no ser uno de los perfiles elegidos por los socialistas de entre los vocales progresistas. De hecho, en agosto de 2023, la magistrada firmó como ponente la sentencia con la que el TS desestimó un recurso del PSOE en el que se solicitaba el recuento del voto nulo en Madrid tras las elecciones del 23-J. El fallo del alto tribunal concluía que "la mera diferencia numérica en los resultados que se aduce en este caso (1.200 votos) no es base suficiente para la revisión" de unos 30.000 votos nulos "no reclamados dada la falta de acreditación de la razonable probabilidad de incidencia en el resultado final del escrutinio realizado con todas las garantías".
Perello avisa que el CPGJ no aceptará presiones “directas o indirectas” contra su independencia
Precisamente, Perelló ha dado ejemplo de lo que las asociaciones de jueces denominaron cuando su nombre salió a la palestra como "perfil independiente". La presidenta del Consejo General del Poder Judicial emitió hace apenas dos semanas un comunicado en el que rechazaba que se atribuyesen "sesgos políticos" a los jueces. Este mensaje llegó después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dijera que Alberto Núñez Feijóo juega con las "cartas marcadas" por recibir "ayuda" de algunos jueces.
Tras estas declaraciones, la presidenta del Supremo salió en defensa de los profesionales que forman la carrera judicial y recordó que "entre esos valores se encuentra el de la independencia judicial, que constituye uno de los pilares básicos del Estado de Derecho". En este sentido, señaló que si bien la crítica de las actuaciones de los poderes públicos "es inherente a la democracia", "lo que no cabe es cuestionarla de forma generalizada y permanente, atribuyendo a los integrantes del Poder Judicial sesgos políticos, pues tal forma de proceder menoscaba la confianza de los ciudadanos en la Justicia, causando con ello un grave daño institucional".
Perelló aprovechó el altavoz un evento organizado por el Fórum Europa 2024 para premiar a la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, para recordar que el Estado de Derecho requiere que los jueces y tribunales puedan ejercer sus funciones atendiendo únicamente al imperio de la ley, "sin presiones directas ni indirectas de ningún grupo de poder, público o privado". Un mensaje claro y contundente narrado por la cabeza visible del Poder Judicial y que llegaba después de meses de críticas lanzadas desde el Gobierno de Pedro Sánchez a los jueces.
miguelmate
28/12/2024 09:45
Y parece que no agacha las orejas cuando habla Sánchez. Cosa rara en un juez.