Las críticas al comisario europeo Joaquín Almunia no auguran un buen clima de convivencia de aquí a que termine su mandato, en septiembre de 2014. De hecho, los populares no ocultan que su candidato para ese puesto sería el actual ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, y no el ex líder del PSOE, quien, además, está en una de las responsabilidades más potentes de Europa, la de Competencia, contra cuyas decisiones ni siquiera cabe recurso de los estados miembros. No está, sin embargo, en manos del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acelerar la salida del socialista por no depender del Ejecutivo español sino del colegio de comisarios de la UE, por lo que el margen de maniobra es bastante escaso.
En todo caso, el PP ha querido dejar muy claro qué es lo que opina de Almunia.Por eso, un día antes de su reunión en Moncloa con Rajoy, el pasado viernes, el secretario general del Grupo Popular, Rafael Hernando, y el eurodiputado Carlos Iturgáiz, reclamaron su dimisión. Las palabras del comisario sobre el alcance y las consecuencias del rescate bancario provocaron que Hernando no tuviera empacho en afirmar que "si sus prioridades son las socialistas, lo que tiene que hacer es dimitir inmediatamente e irse de la Comisión. no está allí para hacer política de partido, sino de Unión Europea y para ayudar a España". Son esas declaraciones una de las pocas vías de presión que tiene el Gobierno, que, oficialmente, asegura tener unas buenas relaciones institucionales con él, aunque anhelan para ese puesto a Arias Cañete, buen conocedor de los meandros de la política europea.
Pero es que ese movimiento, de ser posible, traería consigo consecuencias "colaterales". La vacante que dejase Arias en Agricultura sería ocupada por la actual ministra de Empleo, Fátima Báñez, y a la cartera de trabajo regresaría quien ya fue ministro de este departamento en el primer Gobierno de José María Aznar, Javier Arenas, una vez anunciado su abandono de la política andaluza. Esa es la "ecuación" que manejan dirigentes destacados del PP y no pocos miembros del Ejecutivo, convencidos de que "en cuanto se produzca una vacante en el Consejo de Ministros, entra Javier".
La declaración clara y explícita que hizo Mariano Rajoy sobre el futuro político de Arenas no deja lugar a dudas. Lo hizo durante la reunión de la última interparlamentaria, el pasado día 16, cuando dijo de él que "sigue aquí, seguirá aquí porque él quiere y porque lo necesitamos y sobre todo lo necesito yo, para que quede claro". "Lo más importante -agregó-- es lo que tiene que volver a aportar, que va a ser mucho más de lo que ya aportó, que ha sido mucho".
Arenas asumirá la negocación con el PSOE y Hacienda para la reforma de las administraciones Públicas
El problema son los tiempos. A pesar del desgaste del Ejecutivo, obligado a afrontar una situación económica de auténtica emergencia, nadie ve un horizonte a corto plazo de crisis de Gobierno, entre otras cosas porque transmitría un mensaje de inestabilidad política contraproducente que añadir a la confusión del momento. Ni siquiera parece que Rajoy pueda en breve plazo echar mano de eso tan socorrido de enviar a algún ministro de candidato electoral. Es evidente que no va a haber cambios en las candidaturas de País Vasco (Antonio Basagoiti), Galicia (Alberto Núñez-Feijóo) y Cataluña (Alicia Sánchez-Camacho). Sí podría hacer hueco con la lista al Parlamento Europeo, pero tendría que esperar de nuevo dos años, en concreto a junio de 2014. En todo caso, habida cuenta de la velocidad con la que transcurren los acontecimientos, es muy difícil hacer vaticinios no a medio plazo, ni siquiera a corto.
Por lo pronto, Arenas y Rajoy se han marcado un compás de espera. Los días 13, 14 y 15 de julio los populares andaluces celebrarán su XIII congreso regional, destinado a sustituir a Arenas como jefe de filas. A partir de ese momento, se ocupará más de cerca de su tarea como vicesecretario de política municipal y autonómica y será el encargado de negociar con el PSOE la reforma de las Administraciones, que Hacienda quiere tener culminada el mes que viene. Su presencia en Madrid le hará más "visible", pero no asumirá ni el papel de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ni del vicesecretario de Orgnaización y "número tres" del partido, Carlos Floriano.
El XIII congreso regional supondrá la despedida de Arenas de la política andaluza aunque mantendrá, al menos por el momento, su acta de diputado autonómico. Lo previsto es que pronuncie un discurso de despedida el sábado y que, para ello, esté arropado por buena parte de dirigentes de su partido y de miembros del Consejo de Ministros, un Consejo al que algún día puede incorporarse.