El que espera, desespera. En algunos despachos del Partido Popular los nervios están a flor de piel. Desde antes de Navidades el virus de la inquietud se adueñó ya de una serie de aspirantes a encaramarse en las listas al Parlamento Europeo. Cerradas las puertas a Mayor Oreja, saltaron de nuevo las elucubraciones sobre la cabeza de cartel. Así, hasta hoy. Rajoy advirtió en la convención nacional de Valladolid, celebrada a primeros de febrero, que no habría candidato hasta después del Congreso del PP europeo, a celebrar el primer fin de semana de marzo en Dublín.
Emoción y suspense
El candidato oficial, Miguel Arias Cañete, jura que no sabe nada. Y seguramente será así. "No lo he pensado", decía Rajoy al ser abordado en el Congreso tras el debate del estado de la nación. Parece claro que Cañete será la propuesta española para ocupar un comisariado en la Comisión Europea. El ministro de Agricultura quiere ir a Europa pero no necesariamente a competir en unas eleciones. Quizás así sea.
Y se abren incógnitas y nuevas versiones. Ante el silencio inescrutable de Rajoy y la ausencia de pistas desde la secretaría general, se lanzan al ruedo algunos espontáneos y se deslizan sugerencias inesperadas. Descartados García Margallo y su segundo en el ministerio y ex socio, Íñigo Méndez de Vigo, ambos muy comprometidos en recuperar para España relevancia europea, apareció Javier Arenas, con un inglés deficiente y algún otro. El último en llegar ha sido González Pons, avalado desde Moncloa. Pons ejerce de vicesecretario general del partido pero mantiene una relación algo ríspida con Dolores de Cospedal. Más bien le avala Sáenz de Santamaría. Ejerce de portavoz en ausencia de la propia Cospedal y de su 'segundo', Carlos Floriano, y lo hace con soltura. Tiene el problema de que resultó levemente relacionado con los casos Nóos y Gürtel.
Un puesto asegurado
De momento sólo tiene asegurado su puesto en las listas el presidente murciano, Ramón Luis Valcárcel. Marimar Blanco, presidenta de la Fundacióln de Víctimas es también un fijo. Pero no hay nadie más. Aunque el revoloteo de las abejas en torno a la dulce miel del panal europeo crece en intensidad.
Rajoy huye de la crisis de Gobierno como de la peste. No ejecutará una remodelación de Gabinete hasta que no sea estrictamente necesario, es decir, con las salidas casi anunciadas de Cañete y de Guindos rumbo a Europa. Uno de comisario europeo y el otro al frente del Eurogrupo. Eso será después del verano.
El resultado de las elecciones europeas decidirá la dimensión del reajuste gubernamental. En el caso de que el PP resulte malherido en las urnas, cabe pensar que Rajoy lleve a cabo una crisis mucho más amplia de lo que desearía. Se concretaría antes de fin de año y saldrían del Gobierno algunos ministros ya "abrasados". Este cambio se haría con la vista puesta en las citas electorales de 2015, el año decisivo. Rajoy cerraría el año con el equipo titular para afrontar autonómicas y generales.