España

La misión frenética de la Armada en el Índico: 5 casos de piratería y un buque secuestrado desde hace un mes

La fragata 'Victoria' de la Armada española se enfrenta a una escalada sin precedentes de la piratería en aguas próximas a Somalia. Esta es su misión en el Índico

Cuando la dotación de la fragata Victoria de la Armada española arrancó su misión en aguas del Índico, probablemente no se imaginó que sería tan demandante. No se había registrado ningún incidente de piratería desde el año 2019. Sin embargo, los criminales se echan ahora a la mar, envalentonados por los acontecimientos que se viven en el Mar Rojo y la creciente inestabilidad de la región.

Según ha podido saber Vozpópuli, en apenas dos meses se han registrado al menos cinco eventos vinculados con la piratería: un buque mercante de bandera maltesa permanece retenido en aguas de Somalia. Y la fragata española Victoria trabaja a ritmo frenético para combatir esta amenaza.

Hasta el momento este buque de la Armada española, de 138 metros de eslora y 14,3 de manga, con diferente clase de armamento, un equipo de élite de la Fuerza de Guerra Naval Especial, un helicóptero Augusta Bell 212 y un dron Scan Eagle, ha tenido intervención directa en dos episodios.

El primero de ellos, como contó este diario, tuvo lugar el pasado mes de noviembre, cuando las autoridades somalíes advirtieron de que un buque pesquero de bandera iraní, de nombre Al-Meraj 1, había sido secuestrado. “Hicimos una demostración de fuerza”, narró entonces a este diario el comandante de la fragata española, el capitán de fragata José María de la Puente Mora-Figueroa.

Su intervención, que se prolongó durante varios días, propició que los piratas regresaran hasta aguas somalíes, donde se trasladó la autoridad de intervención a las autoridades locales.

El barco secuestrado por piratas en Somalia, en la operación con participación española
El barco secuestrado por piratas en Somalia, en la operación con participación española

Un buque secuestrado

El segundo episodio arrancó el pasado 14 de diciembre, cuando los 18 miembros de la tripulación del buque mercante Ruen, con bandera maltesa, fueron asaltados por otro grupo de piratas. Este buque había partido desde el puerto de Gwangyang (Corea del Sur) con una carga de metales.

La situación no tardó en convertirse en crítica. La tripulación del mercante se refugió en una cámara de seguridad y lanzar una alerta que fue recibida por la Operación Atalanta, como se conoce a la misión que la Unión Europea mantiene desplegada en el Índico y de la que forma parte la fragata Victoria. El cuartel general de esta misión se ubica en Rota (Cádiz).

Los piratas lograron acceder a este espacio. En algún lance del episodio resultó herido uno de los miembros de la tripulación, que posteriormente fue evacuado al buque de la Armada de la India Kochi. Junto al japonés Akebono, colaboraban con la fragata Victoria ante esta escalada de tensión en la región.

“El buque se encuentra en la costa norte de Puntland (Somalia) y se desconoce si hay negociaciones en marcha con la naviera para la liberación de la tripulación”, detallan el equipo de STRATCOM de la Operación Atalanta a preguntas de este diario. “Podemos confirmar que la colaboración con las fuerzas policiales somalíes es muy fluida y recíproca, intercambiando información y monitorizando la situación permanentemente”.

El capitán de fragata José María de la Puente, comandante de la 'Victoria', de la Armada española
El capitán de fragata José María de la Puente, comandante de la 'Victoria', de la Armada española

La misión de la Armada

Lo cierto es que la fragata de la Armada española obtuvo un permiso especial por parte de las autoridades de Somalia para acceder a sus aguas territoriales y mantener el seguimiento en torno al buque secuestrado.

Pero la misión de la Victoria no acaba ahí. Porque desde el pasado 19 de noviembre se han detectado otros episodios sospechosos de actividad criminal y la fragata española, además de desplegarse ante actos puntuales, también se encarga de escoltar a los buques cargados de alimentos y ayuda humanitaria que se dirigen al Cuerno de África.

Las mismas fuentes oficiales de la Operación Atalanta indican que, a pesar de que ha habido numerosos incidentes en el área de operaciones que supuestamente se podrían clasificar de piratería, muchos de ellos no han podido ser verificados por sus fuentes internas o por sus socios. “Cinco de los eventos registrados desde el pasado 19 de noviembre han sido calificados como piratería”, indican estas mismas fuentes.

Una misión salpicada por los acontecimientos que se viven en el Mar Rojo, con la cadena de ataques que las milicias hutíes -auspiciadas desde Irán- lanzan contra los buques que navegan por la región. Un foco de inestabilidad, de consecuencias globales y que azuza a los piratas, hasta ahora una amenaza durmiente, para salir de nuevo a la mar y tratar de hacerse con su botín como no lo hacían desde 2019.

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