La cifra de delincuentes sexuales que reinciden en sus delitos al salir de prisión tras cursar planes específicos de reinserción es baja. En concreto, se sitúa en un 2,6 por ciento, según el último estudio realizado al respecto por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias correspondiente al año 2017 y a cuyos resultados ha tenido acceso Vozpópuli.
En concreto, se analizó el recorrido de todos aquellos condenados por delitos contra la integridad sexual que se habían acogido a estos planes que ofrece la administración entre los años 2005 y 2008. Ahí caben desde violadores acusados por agresiones sexuales como es el caso de los cinco miembros de la manada o penados por abusos sexuales. Se trata de una opción siempre voluntaria, nunca obligatoria para los reclusos.
En esos tres años cursaron este plan 431 presos en numerosas cárceles españolas, de los cuales lo completaron un total de 341 reclusos. A partir de ahí, el estudio analiza el comportamiento de los que quedan en libertad y permanecen lejos de prisión durante cinco años o más. De ellos, reinciden un 2,6% ciento (6 casos). En ese sentido, el estudio concluye que el programa ha dado resultado -siempre en el periodo de tiempo analizado- en un 97,3% de los casos. Por lo general, los niveles de reincidencia en España están muy por encima, concretamente en el 31% durante los doce años posteriores a su salida de prisión.
Los 90 presos que no culminan este plan responden a diversas causas, bien porque se les cambia de cárcel y deciden no continuar, porque quedan libres antes de acabar, porque son expulsados del programa o directamente porque renuncian. De este grupo analizado, el nivel de reincidencia es algo mayor. Se sitúa en un 6,4%.
En qué consiste el plan
El tratamiento de los agresores sexuales se realiza en cárceles españolas desde 1998. El procedimiento de intervención se encuentra descrito en un manual adaptado por profesionales de la Institución y publicado en la colección Documentos Penitenciarios (“El control de la agresión sexual: programa de intervención en el medio penitenciario”).
Está pensado para internos que han cometido delitos de tipo sexual tanto sobre mujeres como hacia menores. Se trata de una intervención psicoterapéutica que dura dos años y que se desarrolla en grupos. El plan cuenta con doce módulos englobados en dos bloques: toma de conciencia y toma de control.
En el primero de ellos se trata de tomar conciencia de las emociones y conductas que encaminan hacia un comportamiento violento, de forma que se propicie una disminución del nivel de resistencia hacia la admisión del propio comportamiento criminógeno. A continuación durante el segundo bloque se analiza la propia conducta delictiva y se enseñan y entrenan habilidades dirigidas a la toma de control y prevención de posibles nuevos comportamientos sexuales inadecuados y violentos.
El programa aborda la historia personal, distorsiones cognitivas y mecanismos de defensa, conciencia emocional y empatía, comportamientos violentos, educación sexual, modificación del impulso sexual, prevención de recaídas y estilo de vida positivo.
4.500 presos
Según los datos en poder de Instituciones Penitenciarias, en torno a 4.500 presos condenados por delitos sexuales se acogieron a planes de rehabilitación desde el año 2005. Durante ese primer ejercicio se acogieron 52 reclusos y en 2018 llegaron a cursarlo 352 internos, algunos de los cuales lo habían iniciado el año anterior. En esa cifra de 4.500 se incluyen todos los que en algún momento iniciaron la rehabilitación así como los que lo han hecho varias veces.
Actualmente, las prisiones españolas albergan un total de 2.799 presos acusados de delitos contra la libertad sexual (entre ellos, 40 mujeres) . Sólo durante el primer trimestre de este año 2019 había un total de 170 presos cursando programas específicos para violadores. Según explican fuentes penitenciarias, eso no excluye que entre el resto de condenados haya muchos que ya los han hecho.