"Aquí yace el trono de España, nació en el reinado de Isabel la Católica y murió en La Granja de un aire colado". El epitafio de Larra a la regencia de la Reina Cristina con ocasión del motín de los sargentos, en La Granja de San Ildefonso, no ha de ser premonitorio. Pero coinciden varios factores de aquel episodio histórico con la situación actual, que han llevado a Mariano Rajoy a concentrar a sus principales dirigentes nacionales en la localidad segoviana en defensa de la Constitución.
La sargentada de La Granja, de agosto de 1836, forzó la elaboración de un nuevo texto constitucional un año después, que recuperaba algunos aspectos de la Constitución liberal de 1812, 'la Pepa'. No van precisamente por ese camino las intenciones del líder del PP. Más bien lo contrario. El cónclave de los dirigentes conservadores en la sierra segoviana busca, fundamentalmente, exhibir un gesto de contundente defensa de la Constitución, precisamente en unos momentos en que la mayoría de las fuerzas políticas abogan por su reforma o su voladura.
Hacer piña y mostrar músculo
En vísperas de un determinante año electoral, Rajoy ha convocado a lo más granado de su generalato, presidentes autonómicos, barones y Esperanza Aguirre incluida, para hacer piña, sacar pecho, mostrar el músculo del partido y cobrar impulso de cara a los retos electorales del año entrante. De paso, algo fundamental: difundir un manifiesto/proclama en respaldo absoluto al texto constitucional, a la unidad de España y en defensa del actual estatus político frente al vendaval de inestabilidad que amenaza tras las esquinas. El Gobierno de Rajoy tiene mayoría absoluta, más de once millones de votos en las generales, más de 800.000 militantes y, sin embargo, sus dirigentes no parecen capaces de salir a la calle a explicar y difundir su gestión y los éxitos conseguidos. Pero ya ha llegado la hora de cambiar el libreto. Y Rajoy está dispuesto a marcar la pauta de los meses venideros. Y, al tiempo, de recuperar los principios fundacionales de su formación. De defender algunos postulados ideológicos que parecen olvidados o casi enterrados. El PP no parece que vaya a ganar elecciones con la recuperación económica. Pero sí puede perderlas por el desastre de su gestión en Cataluña, o por su desidia con la ley del aborto, o por sus enormes trampas en la política con los asesinos de ETA, o por su indolencia al hacer frente a ese gran monstruo de la corrupción que amenaza con comerse por las patas a Moncloa y alrededores.
Nunca ha tenido un Gobierno tanto poder territorial como tiene el de Mariano Rajoy. Y ha llegado la hora de recordarlo, piensan en Génova. Y de reagrupar a sus filas. Sólo cuatro presidentes autonómicos acudieron a la recepción de las Cortes en homenaje al 36 aniversario de la Carta Magna. Un hecho que desagradó en grado sumo al presidente. Cuando la vigencia de los pilares del edificio del Estado corre enorme riesgo, tocaba ofrecer una imagen de unidad.
La reforma inédita del PSOE
El cónclave de La Granja persigue precisamente eso: mostrar la fuerza del partido y su unión inequívoca en torno a la ley de leyes. Y enviar un mensaje tanto al PSOE, que aboga por su reforma sin saber cómo o para qué, como a las fuerzas disolventes que pugnan por derribarla. El 'factor Podemos' no es ajeno a esta convocatoria de los populares. Ni el reto de Artur Mas y su órdago secesionista. Demasiados elementos hostiles se han conjurado en el tiempo en contra del actual estatus político de la Nación. No es un motín al estilo de la sargentada pero sí es una marea que crece y crece. Frente a este movimiento, el PP quiere proclamar su férrea defensa del texto legal que nos dimos los españoles en los albores de la Constitución como línea maestra de conducta del juego democrático.
El encuentro en el Parador de La Granja de San Ildefonso también incluirá una exhortación 'mariana' a los altos cargos del partido para que movilicen a afiliados y simpatizantes, ahora apoltronados, desilusionados, desmotivados y con muy pocas ganas de concurrir a las urnas cuando sean convocados. Tres millones de seguidores puede perder el PP en las autonómicas y municipales. Un riesgo grave. Las elecciones las ganan los partidos y la maquinaria del PP está algo oxidada y harto desvencijada. Ha llegado la hora de recomponerla y, si es preciso, de cambiar algunas piezas o incorporar algún elemento que le imprima algo más de potencia.