La presidenta del Congreso, Ana Pastor, "apercibirá mañana o el miércoles por la mañana" al portavoz de ERC Gabriel Rufián para que se abstenga de atentar contra el decoro de la Cámara, según han confirmado a Vozpópuli fuentes de la presidencia de la Cámara.
Si en el Pleno de control al Gobierno, este miércoles o subsiguientes, Rufián continúa en su actitud de alterar el normal funcionamiento de la sesión con exhibiciones como las de la impresora, hace mes y medio, para denunciar la incautación de papeletas del referéndum ilegal, o las esposas con las que el miércoles pasado deseó que acabe preso Mariano Rajoy, Pastor no le dejará continuar.
La presidenta del Congreso, que en meses pasados ya le instó privadamente a cesar en esa actitud, prepara así el terreno para actuar por la vía oficial. A partir del apercibimiento de hoy o mañana, podrá llamarle al orden hasta tres veces, máximo, y luego expulsarle de la sesión parlamentaria si no depone sus actitudes. Según las fuentes consultadas, no ha lugar a la imposición de una sanción económica contra el polémico diputado de ERC.
La gota que ha colmado la paciencia de numerosos grupos de la Cámara, no solo del Grupo Popular, fue una pregunta el miércoles al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, en el transcurso de la cual exhibió unas esposas desde su escaño retando varias veces al ministro a que le "mirara". Rufian expresó su deseo de que tanto el responsable de Interior como el propio presidente acaben un día esposados y detenidos.
"Ustedes han hecho de sus cárceles nuestra pesadilla, le aseguro que nosotros haremos de las urnas la suya", ha dicho en referencia a las elecciones del 21 de diciembre. "Nos han molido a palos, nosotros le moleremos a votos", ha dicho en otro momento.
Zoido le ha reprochado a Rufián que vuelva al Congreso a tener "su minutito de gloria" y le ha invitado a cumplir la promesa que hizo de que sólo estaría en el Congreso 18 meses. "A lo mejor no ha vuelto a enchufar la impresora para imprimir su renuncia al acta", le dijo el ministro en alusión al reproche recurrente a los diputados de ERC, que anunciaron que abandonarían el Congreso cuando se constituyera la República Catalana independiente.
