Pablo Casado ha aprovechado la reunión de la Juta Directiva Nacional, a la que asistieron 400 dirigentes de la formación, para avanzar su estrategia electoral y, al tiempo, para tranquilizar a su partido ante la purga de las listas. Algunos dirigentes comentaban este particular a su llegada a la la sede de Génova. Rumores e inquietudes.
El presidente del PP ha lanzado un mensaje de moderación y calma a sus capitanes, con una penúltima carga de 'moralina' antes de lanzarse abiertamente a la batalla. Las dudas sobre el horizonte personal de algunos altos mandos disturban la mentalización que reclama Casado. Durante el almuerzo posterior al encuentro de la Directiva popular, ha introducido algunas palabras de invocación a la calma. "Lo que sea, sonará, ya sabemos que muchos de los que estamos aquí no repetiremos", comentaba uno de los asistentes al cónclave.
El verdadero cambio
El sanedrín de Génova se esforzaba también en esta dirección. "Todo va a hacerse al estilo Casado, una renovación tranquila y con sonrisas", comentan. Ya han empezado las reuniones para elaborar las listas. Habrá una 'limpia natural'. Hay diputados que no repetirán porque se han retirado de la política activa, como Sáenz de Santamaría o Dolores Cospedal. Otros, porque no tienen garantizados puestos de salida, ya que el PP no repetirá sus actuales 137 escaños.
Finalmente están los más alejados del 'nuevo PP', los 'marianistas' y 'sorayistas' que no han mostrado excesiva voluntad de integración en el nuevo equipo. O que, sencillamente, no son bien vistos por la cúpula de Casado. Esta es la verdadera purga. La que Casado necesitaba para organizar un grupo parlamentario a su medida. Medio centenar de diputados se caerán de las listas, según algunas versiones que se escuchan en el PP. Será un gran vuelco, pero sin demasiado estrépito. Quien más quien menos intuye su futuro. No habrá grandes sorpresas comentan estas fuentes.
Cambio de tono
Casado guarda en el cajón su versión más iracunda y opta por un discurso firme pero 'moderado'. Menos epítetos agresivos, como aquellos de 'traidor' o ''golpista'' que le dedicó a Pedro Sánchez en su momento. No hacen falta. Sánchez se ha rendido y ha tenido que adelantar las elecciones. La teoría de Casado es que ahora toca hacerse con el espacio del centro y, llegado el momento, negociar a derecha e izquierda, según la coyuntura.
Mantendrá su beligerancia radical con el secesionismo catalán y el pulso frontal con el PSOE de Sánchez. Pero lanzará guiños permanentes a 'la izquierda razonable' a la que le pide que, llegado el momento, apoye el 155. En el PP se ponen en cuestión los datos que arrojan algunas encuestas. Piensan que estarán por encima de los cien escaños. Y que podrán repetir la operación andaluza con una suma suficiente para una investidura y para gobernar. Ya se abordará en su momento el diálogo con Ciudadanos y Vox. Por el momento, de lo que se trata es de mantener prietas sus filas, con la moral alta y sin miedo a la operación limpieza que se les viene encima. Los partidos tienen que cambiar de piel. Son tiempos de mudanza.