Ni el propio Koldo García calló tanto como Conrado Domínguez en la Comisión de investigación del Senado. El ex director del Servicio Canario de Salud (SCS) ni siquiera ha respondido si él mismo o el ministro Ángel Víctor Torres son de fiar, a qué se ha dedicado los últimos 5 años o dónde estaba en marzo de 2020. De su fulgurante ascenso desde la secretaría de Obras Públicas a los mandos de la gestión de la pandemia tampoco ha querido comentar nada.
"Usted es el denominador común de todos los casos de corrupción sanitaria de Canarias", ha señalado el senador popular Sergio Ramos, quien ha afeado en numerosas ocasiones la actitud de Domínguez.
Este ex alto cargo de la confianza del otrora presidente canario Víctor Torres fue llamado a declarar hace escasos meses por la Fiscalía Europea en calidad de imputado por un presunto caso de corrupción en la compra de mascarillas.
Se trata de la persona que enlaza los dos mayores casos de corrupción que salpican de manera reciente al PSOE: la trama de Tito Berni y el caso Koldo. El suyo fue el primer caso que se judicializó por la compra de material sanitario en lo peor de la pandemia de coronavirus. Conrado Domínguez prestó declaración a petición de la Fiscalía Europea por un contrato de emergencia adjudicado a RR7 United, una empresa de coches, por cuatro millones de euros. Se le pagó esta cantidad por unas mascarillas que nunca llegaron. Domínguez pagó por adelantado a esta compañía pese a las advertencias de que se trataba de una posible estafa.
Además, Conrado Domínguez mantenía reuniones en su despacho con el mediador de la trama corrupta del exdiputado socialista, Marco Antonio Navarro Tacoronte. Las conversaciones publicadas a raíz de la investigación apuntan a que este ex alto cargo habría intermediado para favorecer a empresarios de la trama.
Domínguez también pagó más de 10 millones de euros a Soluciones Gestión y Apoyo a las Empresas, el proveedor de mascarillas del caso Koldo.
trshjpn
Los corruptos de los 680 millones de los ERES van a parecer las monjitas de la caridad al lado de la panda de sinvergüenzas que aprovecharon la tan socorrida alarma sanitaria para inflarse los bolsillos