Una de las sorpresas del primer debate televisivo entre los cuatro candidatos fue ver a Pablo Iglesias blandiendo la Constitución como lo hacían los jóvenes chinos en la Revolución Cultural de Mao en la década de los 60.
El líder de Podemos defendió la Carta Magna española a capa y espada, cuando no hace mucho pedía un proceso constituyente para cambiarla de arriba a abajo y no quedarse en unos cuantos cambios cosméticos como quería el bipartidismo. "No utilicemos la Constitución como un ladrillo que arrojar al rival político", llegó a decir con aire paternalista en el debate de TVE.
Para el economista y antiguo miembro del PCE, Ramón Tamames, estamos ante "la conversión de San Pablo" ya que la hemeroteca está repleta de desplantes y críticas de Iglesias al texto constitucional con el que se culminó la Transición. "Si antes hablaba del candado de la Constitución, ahora sólo vive para ella. Claro que antes pedía la salida del euro, el no pago de la deuda pública y ahora es el marqués de Galapagar", relató Tamames a Vozpópuli.
"Un golpe de efecto"
Más comedido, pero en la misma línea, se manifestó el politólogo Jorge Verstrynge, una de las pocas personas que tiene hilo directo con Iglesias para asesorarle durante la campaña electoral. "Ya anuncié que habría un golpe de efecto importante y aquí lo tenemos. Es eso. Podemos ha entrado en una fase en la que hay que parar los pies a los que hacen política a costa del supuesto peligro que representa. Ayer (por el lunes) se vio que de peligro nada. La Constitución, podemos asumirla, pero cumpliéndola", subrayó a este medio.
Desde Podemos se insistía en los últimos días en que se cumpliesen a rajatabla algunos de los artículos sociales de la Carta Magna, en especial los que afectan a las pensiones o el derecho a una vivienda digna. Hasta el propio programa electoral de Podemos para el 28-A se presentó en un formato que se asemeja a la Constitución, pero fue llamativo el empeño del líder de la formación morada por aleccionar en el plató televisivo a sus contrincantes con varios de los artículos.
Iglesias pareció estar por momentos en una clase de Derecho Político, con una mano en el ejemplar de pequeño tamaño de la Carta Magna y la otra en el bolsillo, mientras disertaba sobre ella. De lo que no se enteraron sus 'alumnos' es que mutiló deliberadamente aquello que no le convenía a su partido.
Por ejemplo, el primer punto del artículo 31 -que versa sobre el sistema impositivo- lo recitó de carrerilla... pero no en su totalidad: "Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad", dijo con énfasis ante las cámaras.
Ahí se paró Iglesias, quien omitió la parte final -"que en ningún caso tendrá alcance confiscatorio"- ya que era meterse en un jardín de difícil salida y se arriesgaba a recibir las inmediatas réplicas de los otros candidatos, en especial los del centro-derecha: Pablo Casado y Albert Rivera.
España es un país de países, un país de naciones", dijo Iglesias en 2014
En 2014, cuando Podemos se presentó en sociedad, la formación heredera del movimiento del 15-M aprovechaba cada mitin para arremeter contra "el régimen del 78", al tiempo que consideraba "ineludible" un nuevo proceso constituyente que abriese el "candado", es decir el melón de la Constitución española votada en referéndum en diciembre de hace 41 años.
Iglesias abogaba entonces por un "debate de país" que incluyera el debate sobre la eventual independencia de Cataluña. Al hilo de ello, defendía el derecho a decidir para romper la concepción de "una España agresiva que dice a los ciudadanos qué lengua deben hablar y qué tienen que sentir".
"España es un país de países, un país de naciones", exclamó hace cinco años el líder de Podemos tras criticar que el PP hablase de cumplir la legalidad en relación a la consulta en Cataluña: "Será que ellos cumplen mucho la legalidad, manda narices", remachó en una entrevista antes de hacer hincapié en que cualquier reforma constitucional no debía dejar el camino libre a la privatización de la sanidad o la educación.
Está por ver si el recurso 'maoista' de Iglesias con la Carta Magna da resultado en una campaña electoral que no destacaba por las ideas ni, mucho menos, por el contenido del texto constitucional. Tamames estimó que el "complejo de superioridad" que padece Pedro Sánchez le restó, a su juicio, "mucha fuerza" en el primer debate. Mientras, Casado cedió "inesperadamente" el protagonismo a Rivera, quien "se dedicó a juegos malabares en el tubo de un sifón".
Verstrynge, por su parte, constató que el PSOE sigue al alza, aunque más lentamente. Del resto tiró de lenguaje más propio del ciclismo. "El PP llanea. Ciudadanos, en principio, tiraría para abajo pero después de ayer veremos si es así o no. Podemos ha empezado la remontada, la cuestión es saber si tendrá tiempo suficiente para que sea sustancial o no".
La anomalía que no ver a Vox
En lo que los dos veteranos políticos coincidieron fue en la anomalía de no ver a Vox en los debates de televisión, un hecho "muy poco democrático", en palabras de Verstrynge, quien fuera número dos de AP con Manuel Fraga en los años 80 antes de su viraje ideológico hacia la izquierda radical.
"Estos cuatro primates de la raza van a tener que pagar un peaje a Vox por no dejarle entrar en la televisión, ni pública ni privada", advirtió Tamames refiriéndose a los candidatos del PSOE, PP, Ciudadanos y Podemos, tras lamentar que no se haya tocado la ley electoral desde los tiempos de la Transición, el período que Iglesias quería mandar a los libros de Historia. Ahora parece que no acabará tan denostada como la Revolución Cultural china.