Las propuestas económicas de Vox han sido las grandes ausentes de la campaña electoral que este viernes llega a su fin. En los multitudinarios mítines de Santiago Abascal no se habla del cambio a un sistema mixto de pensiones, ni de la reducción del IRPF para las rentas más altas, de la privatización total de AENA, del endurecimiento de la reforma laboral o de la transformación del derecho de huelga que proponen.
Aunque el único programa electoral con el que acude el partido a los comicios del domingo es precisamente un extenso programa económico, su estrategia de campaña se ha centrado en el ataque contra el PP y Ciudadanos ("los adversarios") y contra el PSOE de Pedro Sánchez ("el enemigo"). También en el discurso contra la inmigración ilegal que ligan a la defensa de las tradiciones cristianas y del mundo rural; y en la denuncia de la "manipulación" que hacen los medios de comunicación de su mensaje.
Las medidas económicas, que el resto de candidatos expusieron en los dos debates de comienzos de semana, quedan en un segundo plano. Aunque en Vox dicen tener los deberes hechos. El vicepresidente del partido, Víctor González Coello de Portugal, presumió en el debate organizado el pasado lunes por Vozpópuli de la memoria que acompaña a su propuesta económica.