Vox, la formación de Santiago Abascal, es la única de los grandes que aboga abiertamente por el regreso del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) a Presidencia de Gobierno, tal y como funcionó durante los mandatos de Mariano Rajoy.
Históricamente, los servicios secretos han dependido orgánicamente del Ministerio de Defensa, tanto con el PP como con el PSOE salvo en los citados años de Rajoy en los que el CNI estuvo bajo las órdenes de la entonces vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.
La adscripción del CNI cambió con la llegada del Gobierno de Pedro Sánchez ya que fue una de las exigencias de Margarita Robles para asumir la cartera de Defensa. La hasta entonces portavoz del PSOE en el Congreso justificó dicha decisión para “evitar la politización” de los servicios de inteligencia ante el poder atesorado por Sáenz de Santamaría. “El CNI no tiene dossiers de personas”, subrayó en su única visita a la Casa.
La prueba más palpable de que no había otros motivos es que el Ejecutivo socialista mantiene a la vicepresidenta, Carmen Calvo, al frente de la llamada Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos de Inteligencia, pese a que la ministra de la Presidencia se quedó en junio del año pasado sin el CNI. El propio servicio secreto mantiene esta situación anómala en su página web dentro del apartado de ‘Competencias y coordinación’.
Los partidos tuvieron ocasión de posicionarse sobre el futuro del CNI en un reciente debate sobre asuntos de seguridad organizado por el think tank Artículo 30, al que sólo faltó Podemos. Tanto la representante del PSOE, Zaida Cantera, como el de Ciudadanos, Javier Cano, se mostraron a favor de mantener a los servicios secretos bajo el paraguas de Defensa.
Por su parte, el portavoz del PP, Ricardo Tarno, no quiso decantarse por una u otra opción, mientras que Rafael Bardají (Vox) apoyó el regreso del CNI a Presidencia del Gobierno por la misma razón técnica y operativa que se dio en 2011: la información diaria que genera el CNI se transmite cada mañana a la Moncloa y, eventualmente, se pone en copia a los ministros concernidos.
Revisar los criterios
Precisamente, el citado think tank Artículo 30 publicó ayer sus recomendaciones electorales para Defensa en las que pide que se revisen los “criterios” para que sea una “herramienta efectiva de trabajo” al servicio del presidente de Gobierno de turno.
También plantea la creación de la figura del director nacional de inteligencia (DNI) para coordinar los asuntos de inteligencia, siguiendo el ejemplo varios países de nuestro entorno. El CNI es la principal agencia de espionaje, pero no la única.
“La nueva orientación del CNI será menos terrorismo y más inteligencia económica
Las Fuerzas Armadas cuentan con su propio centro de inteligencia (se llama CIFAS) y las Fuerzas de Seguridad tienen sus departamentos: la Comisaría de Información en la Policía, el Servicio de Información en la Guardia Civil. También Exteriores y Hacienda generan documentos de análisis que se consideran material de inteligencia. Todos ellos podrían estar bajo el mando de ese novedoso director nacional de inteligencia.
El CNI se encuentra en una encrucijada ya que el mandato de cinco años de su director, Félix Sanz Roldán, expira en la primera semana de julio. Tras diez años al frente de los servicios secretos, lo lógico es que no renueve en el cargo. En Defensa dan por cerrada su etapa, aunque todavía no ha empezado el proceso de selección de su sucesor.
Intereses económicos
También hay coincidencia en que el trabajo de inteligencia en la lucha antiterrorista no debe ser el objetivo principal a partir de ahora. ETA ha desaparecido y contra el terrorismo de origen yihadista ya hay una estructura acorde para hacerle frente. Atrás quedaron las carencias detectadas tras los atentados del 11-M.
En la pasada legislatura, el Gobierno de Rajoy aprobó la contratación de 500 nuevos agentes para combatir el yihadismo, lo que elevó la plantilla del centro de espionaje a un total de 4.000 miembros.
Desde diferentes ámbitos se cree llegado el momento de potenciar el área de inteligencia económica del CNI. Los activos industriales y tecnológicos del país siguen en la diana de los ataques de tipo cibernético, al tiempo que se debe mejorar la protección de los intereses económicos tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. “La nueva orientación será menos terrorismo y más inteligencia económica”, asegura un experto a Vozpópuli.