Isabel Díaz Ayuso se va a autonómica en un referente indiscutible dentro de la estructura regional del Partido Popular. La futura presidenta de Madrid mantiene el cetro del bastión indiscutible de su partido, una vez perdido y olvidado el de Valencia, el otro castillo tradicional, el otro símbolo histórico de los populares.
Díaz Ayuso ha logrado convencer a los afines del centroderecha, Ciudadanos y Vox, para que dejaran de lado sus diferencias y alcanzaran un acuerdo conjunto para impedir que la izquierda se hiciera con el Gobierno de la autonomía madrileña. Grandes dosis de paciencia y de persuasión han logrado lo que ahora se antoja un milagro. Esta semana próxima Isabel Díaz Ayuso, una casi desconocida intramuros de su formación hace tan sólo unos meses, pasará a convertirse en una referencia ineludible en la estructura del 'nuevo PP' de Pablo Casado.
El batacazo municipal
Núñez Feijóo, hasta ahora el 'barón de barones', el eterno delfín de Mariano Rajoy, atraviesa unos momentos políticos de gran inquietud y zozobra. En las últimas generales el PP perdió su hegemonía en la región por primera vez en cuatro décadas. Un severo revés que Feijóo atribuyó a la mañana campaña llevada a cabo por la dirección nacional. Tanto que, con el consenso de algunos otros dirigentes territoriales, forzó a Pablo Casado a modificar su estrategia, abandonar lo que ellos denunciaban de 'aznarismo' creciente y retornar al centrismo. El presidente de la Xunta, en un almuerzo tenso y ardiente celebrado en Génova, intentó cobrarse la cabeza política tanto de Teodoro García Egea, secretario general, como de Javier Maroto, números dos y tres de la formación, respectivamente.
El presidente de los populares, que no llevaba ni un año en el despacho de la séptima planta de Génova, recuperó el aliento en las autonómicas. Sostuvo las plazas de Murcia, Castilla y León, reconquistó los ayuntamientos de Zaragoza y Madrid y ahora también ha logrado redondear la gran jugada de la Comunidad madrileña. En ese 26-M, sin embargo, los resultados del PP en Galicia resultaron muy deficientes. Feijóo no logró quedarse con ni uno solo de los siete Consistorios principales de la región, un batacazo de enormes estruendo.
Casado mantiene el liderazgo interno en el PP. Tanto, que ha osado designar portavoz en el Congreso a Cayetana Álvarez de Toledo, la 'bestia negra' de ese sector de los populares que clama por la centralidad y repudia abiertamente todo lo que implica una derechización del PP. Feijóo no ha acogido con alegría este nombramiento. Estuvo ausente en la Junta Directiva en la que Casado anunció la reorganización de la cúpula del partido. Marta González, vicesecretaria de Comunicación por la cuota gallega, caía de la cúspide y entraba en la Ejecutiva Jaime Olano, posiblemente el gallego menos 'feijoista' de todo el PP gallego.
La consagración de Díaz Ayuso al frente del palacio de la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol supone no sólo la consolidación de Casado con líder indiscutible de su partido, sino también la aparición de otro referente clave en el mapa del poder territorial de los populares. Ayuso emerge como un referente clave en el equilibrio de las baronías del PP, con potencia y con solvencia. Feijóo, Juanma Moreno, Alfonso Alonso, eran hasta ahora el triángulo indiscutible de esta estructura. Ahora aparece Ayuso, en el castillo de Madrid, leal a Casado, militante del 'PP sin complejos' y muy fatigada de estas disputas estériles impulsadas desde la periferia. La indiscutible imagen de Feijóo aparece ahora ya un poco más descolorida.