El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, anunció hoy que la Embajada española ante la Santa Sede ha entregado una carta de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, dirigida al secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, junto a una nota verbal de protesta por las declaraciones del nuncio en España, Renzo Fratini, sobre el proceso de exhumación del dictador Francisco Franco.
El jefe de la diplomacia española indicó que el Ejecutivo español espera ahora una respuesta de la Santa Sede y que seguirán los "contactos diplomáticos" entre ambos Gobiernos. "Las embajadas no sólo son entregadoras de cartas", aseveró Borrell.
En este caso, la misiva de Calvo junto a la nota verbal supone una queja diplomática en toda regla. El Ejecutivo barajó trasladar la protesta de forma verbal, con una llamada telefónica, pero al final se mantuvo la idea inicial expuesta por Calvo el pasado lunes tras conocer el contenido de las afirmaciones del nuncio del Vaticano en España, en las que afirmó que el Ejecutivo español pretende "resucitar a Franco" con su exhumación.
Tres días de retraso
La vicepresidenta anunció el lunes que iba a enviar a lo largo de ese día una queja formal al Vaticano por lo que ha tildado de "injerencia" por parte de Fratini, pero el paso diplomático ha tardado tres días en llegar.
En una entrevista en la Cadena Ser, Calvo calificó las declaraciones del nuncio a Europa Press de "improcedentes e inaceptables" en el "fondo y en la forma" porque, según explicó, un embajador de la Santa Sede "no tiene que entrar en los asuntos internos de un Estado" y en un tema "tan importante como es exhumar los restos de un dictador".