Irán ha enseñado sus cartas más rápido de lo que cabía pensar. El régimen de los ayatolás ha lanzado cerca de 200 misiles contra ciudades contra Tel Aviv y Jerusalén, un ataque directo a la nación hebrea repelido por su cúpula de hierro -el sistema antimisiles de Israel capaz de derribar ataques a 70 kilómetros-. Ahora es Israel el que planea su respuesta contra Irán, y, como ha advertido Benjamin Netanyahu, será contundente: "Irán cometió un gran error esta noche, y pagará por ello".
La escalada del conflicto en Oriente Medio ya se ha producido, y solo cabe esperar cuál será el alcance de la respuesta de los israelíes, y si los ayatolás volverán a responder a la misma. El escenario parece encaminarse a una guerra directa entre las dos naciones, sin apaciguamiento posible.
Rafael Calduch, catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid y una de las mayores eminencias en la materia de nuestro país -sus manuales son de obligada lectura en la carrera internacionalista-, expone en conversación con Vozpópuli las opciones de contraofensiva que puede manejar Israel.
Explica que una posibilidad es un ataque informático a su infraestructura nuclear: "Podrían realizar una ofensiva contra el plan de nuclearización iraní. Aunque es una maniobra complicada porque se está desarrollando en el interior de una montaña y en instalaciones de difícil acceso. No obstante, los israelíes ya atacaron una vez esta infraestructura con un gusano informático y lograron demorar su desarrollo durante cuatro años. Si finalmente optan por el objetivo nuclear desarrollarán el ataque mediante un boicot o sabotaje, no será un bombardeo".
Existen otros objetivos más sencillos que esta 'joya de la Corona'. Por ejemplo, Calduch cree que entre los planes de Israel podría estar la "terminal marítima de petróleo en la que Irán explota la mayor parte de esta materia prima". El problema en este caso "es que si lo hacen van a perjudicar a más países. Concretamente a la India y China, clientes de Irán, y provocaría una escalada del precio del petróleo a nivel internacional".
Este catedrático cree que de optar por esta vía "habría muchos perjudicados, salvo que Israel ya haya pactado con Arabia Saudí -enemigo íntimo de Irán- que cubran la falta de petróleo que dejaría de producir Irán. Algo que podría haber sucedido".
El tercer objetivo que podría contemplar Israel son los "centros de mando y control decisivos que resulten decisivos para el sistema de defensa iraní". Esta opción parece la más probable. "Si hay represalia, y la va a haber, será buscando este tipo de objetivos estratégicos. No con ataques masivos como Irán, sino con strikes muy bien seleccionados. Como hizo Israel en el Líbano, o con los hutíes en Yemen, a los que ha destruido sus infraestructuras marítimas dejándolos aislados".
¿Puede Israel con Irán y los otros frentes?
Israel ha sido capaz de mantener el frente de Gaza contra Hamás, abrir otro en el sur del Líbano contra Hezbolá, herir gravemente a las facciones hutíes en Yemen y repeler los ataques de Siria e Irán. Su capacidad militar está asombrando al mundo, ¿pero será capaz de mantener también una guerra directa contra el régimen de los ayatolás?
Calduch cree que sí, y que Israel "ya ha demostrado tener capacidad para ello. No solamente es que Israel vaya a responder a Irán, es que hará todo lo que considere necesario para neutralizar durante largo tiempo a los iraníes. No van a hacer concesiones".
"Israel se ha quitado el problema de Hamás de Gaza, y el de Hezbolá del Líbano. A los hutíes los tiene controlados y Siria como amenaza no existe (Asad no tiene capacidad por sí mismo para impedir que los israelíes bombardeen a cualquiera de sus líderes o ataquen su aeropuerto militar). La duda es en función de cuál sea la respuesta de Israel si Irán va a querer seguir en la escalada", añade.
En este sentido, hay un factor disuasorio determinante: las armas nucleares. "Israel tiene armas nucleares, mientras que Irán todavía no".
Calduch destaca también el cambio de estrategia de Israel en esta nueva incursión en el Líbano respecto a anteriores -y fallidas- invasiones. "En esta ocasión no van a la fórmula de la ocupación. Ya salieron escarmentado. Es una estrategia distinta. Una novedosa estrategia de Inteligencia: cargarse a la cúpula de Hezbolá, en primer lugar, y una vez descabezada la organización realizar operaciones quirúrgicas en las bases donde guardan armamento. Hezbolá ya está prácticamente desaparecida".
Estados Unidos, Rusia y China
En cuanto al comportamiento de las superpotencias implicadas de manera indirecta en el conflicto, Estados Unidos y Rusia, seguirán manteniendo su postura de colaboradores sin involucrarse directamente en la guerra. "Estados Unidos está dando apoyo financiero y material bélico. El 80% del material que utiliza Israel (por ejemplo sus misiles para su cúpula de acero) se los facilita EEUU. Eso no va a cambiar, al mismo tiempo que se seguirá con una labor diplomática de apaciguamiento. Gane quien gane las elecciones (Kamala Harris o Donald Trump) el compromiso con Israel va a ser inquebrantable. El complejo militar industrial tiene sus intereses en un Israel fuerte, que les está haciendo la limpieza que ellos no pudieron hacer en 20 años". Precisamente, debido a la guerra de Israel, "Ucrania está recibiendo menos armamento porque se lo están llevando los israelíes".
En cuanto a Rusia, "no está en condiciones de abrir otro frente con lo que tiene en Ucrania". China, por su parte, "nunca ha estado interesada en la escalada. Ella depende de las importaciones de petróleo de Irán para mantener su escaso nivel de crecimiento económico y no le interesa un bloqueo en el Golfo Pérsico que impida la salida de los buques".