En el acto organizado por Ciudadanos el pasado domingo en la plaza de los Fueros de Alsasua, las campanas de la parroquia de la localidad comenzaron a sonar. El repicar era tal que desde la formación naranja manifestaron que se trataba de un intento de sabotaje del homenaje a la Guardia Civil y algunos, incluso, acusaron al cura de haber entregado el campanario a los proetarras para silenciar las palabras de una de las víctimas.
Si bien el párroco, Patxi Izco, emitió dos horas después un comunicado para informar de que el bandeo de las campanas había sido obra de un grupo de jóvenes que habían asaltado la torre, el debate sobre la equidistancia entre algunos sacerdotes con los violentos y sobre su estrecha relación con el nacionalismo e, incluso, con el separatismo, volvió a la palestra.
El sacerdote e historiador bilbaíno Fernando García de Cortázar, que llevó durante 12 años escolta por el riesgo de sufrir represalias de ETA o su entorno después de haberse significado por sus críticas al nacionalismo, su defensa de las víctimas del terrorismo y su apoyo a la Ley de Partidos que permitía la ilegalización de Batasuna, cree que "desde el momento en que Sabino Arana se inventa el nacionalismo vasco hace un siglo largo, los curas se ven tentados por esa ideología que en buena medida aparece como heredera del carlismo". "Donde hubo carlistas, se dice, hubo curas y hay independentistas", comenta a este diario.
A García de Cortázar le impuso escoltas el Gobierno, cuando observó el posible seguimiento por parte de los etarras. "Intuía a qué situación de soledad me podría llevar mi opción constitucionalista en el ámbito de una clerecía nacionalista. Por ello, acentué mi actividad como escritor y debo reconocer que jamás tuve problema alguno con mis alumnos, entre los que había muchos emocionalmente nacionalistas", reconoce.
Secularización y fin de liderazgo
Según el historiador de esta relación entre Iglesia y nacionalismo el que se beneficia "clarísimamente" es el nacionalismo "que aprovecha la capacidad movilizadora y sentimental de la religión mientras esta pierde como podemos ver en todos los regímenes nacionalcatólicos". Los curas, dice, acostumbrados a ejercer un liderazgo que la secularización les ha arrebatado, se hacen fuertes como teóricos de las nuevas patrias y de los pretendidos derechos de los pueblos.
"Entre las escasas vocaciones sacerdotales de hoy no aflora apenas la ideología nacionalista y confío en que a lo largo de sus años de preparación religiosa no los envenenen sus formadores con esos sentimientos identitarios y telúricos", remata. Sin embargo, la defensa de las víctimas en público por parte de la Iglesia sigue brillando por su ausencia en diversos municipios como se pudo comprobar en Alsasua.
Entre las escasas vocaciones sacerdotales de hoy no aflora apenas la ideología nacionalista y confío en que a lo largo de sus años de preparación religiosa no los envenenen sus formadores con esos sentimientos identitarios"
De hecho, el mismo cura de la localidad navarra intervino en un programa de Esradio para remarcar que nada había tenido que ver con el estruendo de las campanas, "un tema ajeno a la parroquia que nos ha salpicado", pero terminó brindando algunas frases que denotaban equidistancia entre víctimas y violentos como el Carnicero de Mondragón, presente en la contramanifestación.
"La parroquia de Alsasua está abierta para todos los habitantes de Alsasua"; "en Misa de la 1.00 horas le dije a la gente: preparaos para lo que vais a oír esta semana, mentira y manipulación, de la izquierda y la derecha" o "se está machacando a un pueblo como Alsasua de gente buena, que está harta de lo que va viendo de un lado y de otro" fueron algunas de ellas.
En el lado de los constitucionalistas que fueron a homenajear a la Guardia Civil estaba Beatriz Sánchez Seco, víctima silenciada por las campanas. "¿Quién provoca a quién? Nosotros no lanzamos piedras ni pusimos petardos. Simplemente yo fui como invitada a esa ponencia. Fuimos a hacer un manifiesto en homenaje a esos dos guardias civiles que fueron agredidos ¿Ir a honrar a una persona atacada es atacar?", plantea en una entrevista publicada este miércoles en Vozpópuli.
M.A. Blanco: punto de inflexión
José Luis Orella, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad San Pablo-CEU, considera que hoy en día el nacionalismo se vive "como una religión". "En las zonas más secularizadas y menos religiosas, el catolicismo va desapareciendo en favor del nacionalismo", opina. Además, añade, mucha gente católica no quiere ir a misa si sabe que se puede encontrar con un mitin y, por otro lado, otros no tienen vocación para formarse como sacerdotes. "Si en el altar hay un lazo amarillo, muchos no vuelven", explica.
En cambio, compara, el hecho de sacar un comunicado por parte de una parroquia desmarcándose del sonido de las campanas "alegró a muchos". "Aunque tradicionalmente el nacionalismo vasco se ha llevado bien con la Iglesia e, incluso, algunos de los miembros de ella han apoyado a ETA, tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco y la creación del Foro de Ermua, formado por intelectuales de centroizquierda, un grupo de sacerdotes discrepantes con los postulados nacionalistas se desmarcaron para fundar el Foro El Salvador", recuerda.
Y agrega que también ha influido en debilitar esa estrecha relación entre Iglesia y nacionalismo que el Vaticano introdujese cambios en la Iglesia en el País Vasco con la llegada del obispo Blázquez a Bilbao o Munilla a San Sebastián. "Desde finales de los 90 los obispos de esta zona se empiezan a atener al Vaticano y no al PNV", apunta Orella.
El filósofo Fernando Savater, presente en el acto organizado por Ciudadanos en Alsasua, cree que desde los orígenes del Carlismo y, por tanto, del nacionalismo, la enseñanza estaba en manos de los religiosos y estaba muy vinculada al nacionalismo. "En Cataluña y País Vasco el nacionalismo tiene un tono de ruptura y fragmentación. ¿Por qué en el caso francés no existe separatismo? Porque desde el siglo XIX la enseñanza es laica y republicana y eso impide la proliferación del nacionalismo y del separatismo", compara.