Podemos concretó este viernes cuál será el camino a seguir durante el resto de legislatura en su nueva relación con el PSOE. Su secretario general, Pablo Iglesias, ofreció un pacto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para impulsar veinte medidas concretas en el nuevo ciclo político con las que revertir el legado del Partido Popular. Para ello ofreció recuperar una "colaboración parlamentaria estrecha" como la que ya intentaron poner en marcha en verano de 2017 y que no dio los frutos esperados.
El paradigma ahora ha cambiado mucho desde entonces y ambos dirigentes parecen dispuestos a entenderse tras la caída de Mariano Rajoy. Mucho más ha mutado el PSOE desde la investidura fallida de 2016, cuando aparecía hipotecado por los planteamientos del pacto con Ciudadanos.
Sánchez e Iglesias se reunieron en el palacio de La Moncloa sólo un día antes del ofrecimiento público del líder de Podemos. El objeto de dicho encuentro fue el de explorar las posibilidades de poner en marcha una agenda legislativa común. Ninguna de las partes dio detalles de la cita. "Pablo Iglesias no habla de las reuniones privadas con el presidente", indicaron fuentes de Podemos a Vozpópuli.
El Gobierno es consciente de que cuenta con sólo 84 diputados en el Congreso, por lo que necesita los apoyos de los morados para sacar adelante sus iniciativas. La tesis que ha triunfado en el nuevo escenario político es que Podemos debe marcar el paso al Ejecutivo para conseguir que el bloque progresista llegue a las próximas generales con la mayor fuerza posible frente a un bloque conservador totalmente fragmentado, pero con una formación naranja en auge.
El partido de Iglesias modulará su oposición al nuevo Gobierno de Sánchez. Pero lo que no se puede permitir es que el nuevo presidente se arrogue todos los méritos con medidas de gran contenido social como la recuperación de la sanidad universal, la retirada de las concertinas de la valla de Melilla o la acogida del barco Aquarius con 600 migrantes a bordo. O las que quedan por venir.
El Gobierno anunció que levantará los votos del anterior Ejecutivo a una batería de iniciativas presentadas por el grupo confederal de Unidos Podemos. En la reunión del grupo parlamentario del pasado jueves -la primera tras la moción-, Iglesias reclamó a sus diputados pidan ejemplaridad al nuevo Ejecutivo y se vuelquen en el trabajo de las comisiones, cuando Unidos Podemos está en su "momento de mayor influencia política", dijo.
La principal preocupación reside en la posibilidad de que Sánchez crezca y se haga fuerte desde su posición en Moncloa y Podemos quede eclipsado ante la potencia de las medidas que el nuevo presidente esté dispuesto a llevar adelante. De ahí que en la batería de veinte medidas planteadas por Iglesias en la intervención inicial ante la cúpula de su partido haya algunas a inalcanzables para este mandato, dotando de una herramienta para justificar una hipotética retirada de su apoyo. En el una gran mayoría ambos partido no tendrán dificultades para ponerse de acuerdo.
Aunque en los primeros compases del nuevo Gobierno predomine la mano tendida, a la vuelta del verano comenzará con toda probabilidad un giro en el tono. La negociación del techo de gasto y el comienzo de la elaboración de los nuevos presupuestos serán la prueba de fuego de la nueva etapa política y la relación entre ambas formaciones.