"Cerrar pactos de Gobierno es asunto arduo, pero lo peor empieza después". Esta es la opinión de un dirigente nacional del PP, buen conocedor de la situación política andaluza, donde los populares comparten el Ejecutivo con Ciudadanos desde hace seis meses, después de cuatro décadas de mandato socialista. Andalucía fue la primera. Vienen más. Los populares acaban de suscribir con Cs un acuerdo similar en Castilla y León, con un Ejecutivo mitad y mitad. Murcia y Madrid están a la espera.
Los gobiernos monocolor están en retirada, tanto en comunidades como en ayuntamientos. No es tarea fácil montar gobiernos de coalición, señalan en las mencionadas fuentes. No por la dificultad del encaje de piezas, que puede ocurrir. "El problema es que nuestra pareja de baile es muy amateur, apenas tiene experiencia y eso no favorece la gestión", añaden.
Juanma Moreno y Juan Marín, presidente y vicepresidente andaluz, respectivamente, forman un tándem bien avenido. Se complementan bien, se entienden sin mayores problemas y se reparten las responsabilidades con pulcritud. Moreno Bonilla dirige la gestión y Marín aporta su perfil afable y bonancible. "Aquí nadie pone la zancadilla", dice esta fuente. Sin embargo en el lado naranja se suceden los contratiempos y los problemas. Ya han dimitido casi una docena de altos cargos de Cs desde que arrancó este experimento de Gobierno de coalición. Unas veces ha sido por motivos de incompatibilidad, de hartazgo, de hartazgo o por cuestiones familiares.
Fichajes improvisados
"No es una desbandada, pero se transmite una imagen poco positiva", señala un dirigente de los populares en la Junta. El problema es que el partido de Rivera tuvo que reclutar en forma improvisada para ocupar los altos cargos de la Administración que les correspondía en el reparto. Muchos de ellos ya participaban en la Junta de Susana Díaz. otros provenían de niveles de responsabilidad muy inferiores. Mucha improvisación y numerosos desajustes, subrayan estas fuentes.
Elías Bendodo, número dos y portavoz del Gobierno, comparte ruedas de prensa con Rocío Ruiz, consejera de Igualdad y uno de los rostros más destacados del equipo naranja. Se complementan y compenetran. Transmiten una imagen de sincronía y unidad. Tienen algunos momentos de disensión, como la reciente polémica sobre la brecha salarias en los funcionarios de la región. La consejera Ruiz la negaba. Bendodo la corrió con amabilidad. A la consejera Ruiz le ha dimitido su número dos. Lo mismo le ocurrido a Rocío Blanco, la consejera de Empleo, gran fichaje de Rivera, quien se ha victo también abandonada por su viceconsejera. Ha habido tres bajas en una semana, un momento de llamativa inestabilidad.
Bendodo le quita importancia a las turbulencias. Considera que Ciudadanos tiene que tomarse su tiempo, hacer sus ajustes y evitar más fugas. El gobierno funciona bien. Al menos, por la banda de los populares. Acaban de aprobar un presupuesto que permite una fase de tranquilidad para los próximos meses. Vox también se ha serenado en Andalucía, desde que se hizo cargo Alejandro Hernández.
Estas turbulencias son lógicas en un partido como Ciudadanos que nunca ha gobernado. En la anterior legislatura, Juan Marín se limitaba a respaldar los pasos que adoptaba el equipo socialista. Ahora es otra cosa. Les faltan equipos. En Génova son conscientes de que situaciones similares van a ocurrir en todas plazas. Ciudadanos en Murcia tampoco está dotado de una buena estructura. Y les corresponde cinco consejerías. En Castilla y León el equipo de Francisco Igea está mejor dotado pero también con las lógicas carencias. Ignacio Aguado, en Madrid, es quien tiene mejores cuadros, aunque en el PP aseguran que también habrá mucha improvisación, "porque el Gobierno de la Comunidad es una monstruo de enormes dimensiones y no puede improvisarse", señalan.