Los delegados del Congreso nacional del PP aprobaron sin apenas disidencia las cinco ponencias sometidas a votación en la segunda jornada de la sesiones. Sintonía hasta rozar la unanimidad, salvo excepciones aisladas, como la 'enmienda anti-Cospedal´o la maternidad subrogada, que fueron sorteadas en los debates que precedieron a su aprobación. Las propuestas de Economía y Europa fueron aprobadas por unanimidad.
"No nos merecemos que venga aquí gente a aprovechase de nuestro partido", señaló Fernando Maíllo al presentar la votación la ponencia política definitiva que se incorporará a los estatutos. En línea con lo dicho la jornada anterior por la secretaria general, "la corrupción no ha acabado con nosotros pero nosotros hemos puesto los medios para acabar con ella".
Todo vibrante, casi eufórico, en el cierre de los trabajos para anunciar las conclusiones de lo tratado. "Todos los afiliados podrán votar al presidente", mencionó, en referencia al sistema de doble vuelta en el que se estable la posibilidad de que los afiliados tendrán oportunidad de votar directamente a los candidatos. La ponencia se aprobó con una mayoría casi unánime, al margen del ruido que provocó la víspera el pulso en torno a las incompatibilidad en los cargos. Maíllo recordó que el PP es el partido más votado, pero 'queremos ser el partido de la mayoría de los españoles, aquí caben todos, todo el centro y el centroderecha".
Javier Maroto, al defender la ponencia social, se enorgulleció de los principios que defiende el PP, que nada tiene que ver con los que airean otras fuerzas "en las que cuando rascas y aparecen los tics de la vieja Europa del Este".Agradeció la voluntad de sacar adelante un trabajo "difícil", foco, a priori, de encontronazos, pero que logró eludirlos. El discutido asunto de la "maternidad subrogada" esquivó el conflicto mediante una larga cambiada hacia el ámbito parlamentario y de los expertos.
Maroto efectuó un guiño directo a la gente mayor, un sector de la población en el que el PP 'pesca' buena parte de sus seguidores, a la solidaridad, a la defensa de la vida y a la igualdad real, sin discriminación por razones de orientación sexual, de género o de opinión.
Única mención a Aznar
Javier Arenas, coordinador de la ponencia económica, definió el congreso como "el más abierto de la historia". Poco habló de economía, se centró en conceptos generales sobre las reformas, la bajada de impuestos, la cohesión de España. "No aceptamos lecciones de la izquierda: la economía está al servicio de las personas y no al revés. Con el PP se vive mejor"concluyó, no sin romper el tabú del silencio y mencionar de pasado a José María Aznar (en un lapsus, se refirió incluso a un tal José María Rajoy) y a Rita Barberá. Su ponencia fue premiada con una aprobación unánime.
La Educación y la Cultura corrían a cargo de Andrea Levy. Volvía Rajoy de Moncloa en ese momento, donde había ido a almorzar. No lo hizo con sus equipos, sino con la familia. En la Educación, Levy, la más entusiasta, proclamó que en el congreso "no damos una batalla de egos sino de ideas". Rechazo del igualitarismo, educación como principal ascensor social y la libertad como bandera, "no es de derechas ni de izquierdas, es para el futuro". "Hablar de España es hablar de cultura, símbolo de nuestra nación", sentenció.
Pablo Casado defendió el trabajo hecho en materia de comunicación, su responsabilidad en el PP. "Se ha multiplicado por diez la presencia del partido en televisiones y por cien en las redes". Su ponencia, Europa, no tuvo demasiadas dificultades, ya que se llegó al texto final con un 98 por ciento de acuerdos con las enmiendas. "España como ejemplo de Europa, gracias al esfuerzo de todos, protagonistas en la UE y en el mundo", resumió en la defensa de su texto. Advertencias sobre el populismo que amenaza a nuestro entorno y la necesidad de 'prevenir el radicalismo" y, al tiempo, combatir con la ley al terrorismo. Exhortación final a la liberación de Leopoldo López, en las cárceles de Maduro.