Pedro Sánchez se declara ahora mismo absolutamente centrado en un desenlace positivo del 39 Congreso del PSOE, 16, 17 y 18 de junio, y no va a dejar que le alteren con presiones desde el Gobierno para aprobar el objetivo de déficit 2018, aseguran a Vozpópuli fuentes próximas al líder socialista. "Ahora estamos en el proceso congresual; cada cosa a su tiempo", añaden.
Sánchez y su equipo son conscientes de que Moncloa intenta sacar rédito de la entente PP-PSOE contra el desafío catalán, extendiéndola otras áreas, y de que la nueva negociación de las cuentas públicas es una de ellas.
Aunque hay premura de tiempo -el objetivo de déficit 2018 debe estar aprobado en la última semana de junio- todavía nadie ha pedido una reunión al reelegido secretario general, ni al portavoz provisional del Grupo parlamentario, José Luis Ábalos, ni al portavoz en la Comisión de Economía, Pedro Saura. Pero en Ferraz son conscientes de que la propuesta del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, llegará en los próximos días.
No en vano, este pasado viernes, el portavoz del Ejecutivo, Íñigo Méndez de Vigo, aseguró en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que negociarán con "todos", como hicieron con el objetivo de déficit 2017, por más que ayer en el Congreso se demostrara que hay una mayoría de 176 diputados para sacar adelante las cuentas públicas sin necesidad del PSOE o Unidos Podemos: PP (137), Ciudadanos (32), PNV (5), Coalición Canaria (1) y Nueva Canarias (1).
La estrategia de Rajoy es clara: poner la pelota en el tejado de Sánchez para enfrentarle a unos barones muy críticos que sí aprobaron el objetivo de déficit 2017
La estrategia de Mariano Rajoy es clara: poner la pelota en el tejado de Pedro Sánchez para que diga "no", a diferencia de lo que hizo la gestora del PSOE en enero, y se enfrente a sus presidentes autonómicos: la andaluza Susana Díaz; el extremeño, Guillermo Fernández Vara; el castellano-manchego, Emiliano García-Page; el asturiano, Javier Fernández; el aragonés, Javier Lambán; el valenciano, Ximo Puig; y la balear, Francina Armengol.
Salvo Armengol, los demás apostaron abiertamente por Susana Díaz en las recientes primarias y no verían con malos ojos aprobar también el llamado coloquialmente techo de gasto de 2018, ya que conlleva alivio financiero. Sin ir más lejos, la gestora, con Javier Fernández y el resto a la cabeza, sacó pecho de que con su "oposición útil" habían obligado al Gobierno a aumentar del 0,5 al 0,6% del PIB el dinero para las comunidades en 2017, y también a convocar miles de nuevas plazas de funcionario.
Toda una bomba de relojería esta estrategia de Rajoy contra un Sánchez que hasta el 39 Congreso debe hacer equilibrios a fin de aumentar la mayoría del 50% que le votó en primarias, si quiere que la lectura del desenlace final sea la "unidad"; de momento, su decisión de dar largas a Montoro con el objetivo de déficit 2018 le permite ganar tiempo.
Y es que el líder socialista ha vuelto a la secretaría general a lomos del "no es no" a Rajoy y, salvo en contados temas, como Cataluña, no está dispuesto a dar oxígeno al Gobierno en lo que resta de legislatura. De momento, su entorno y él mismo se mueven con pies de plomo. "Todas esas preguntas las responderemos a partir del 18 de junio con una dirección política nueva en Ferraz y en el grupo parlamentario", insisten.