Aislado y casi olvidado en los fríos de Bruselas, Carles Puigdemont busca una fórmula para no concurrir en solitario a las elecciones del 21D. El expresidente de la Generalitat, huído a Bélgica en vísperas de ser reclamado por la Justicia, confirmó en forma sorprendente su voluntad de ser candidato y hasta de hacer campaña desde fuera de Cataluña. Las fuerzas independentistas rechazaron la posibilidad de organizar una 'lista de país', una plataforma de unidad propuesta por el PDeCAT para hacer frente al 155. Oriol Junqueras, desde la cárcel, se negó en redondo y descargó las culpas en la CUP, que también mostraba enormes reticencias sobre esta posibilidad.
Sin respaldo europeo, olvidado en Bruselas y preterido por el movimiento secesionista, Puigdemont se encontró ante el peor de los escenarios. Presentarse a los comicios en solitario, sin el respaldo de una coalición, es un suicidio. El PDeCAT aparece a la baja en todas las encuestas y es posible que ni siquiera consiga 20 escaños. La romería de los 200 alcaldes, con su respectiva vara municipal en ristre, le dio ánimos y, esa noche, inisistió en una televisión belga que lo razonable era que todas las formaciones que defienden la república se unan para hacer fuerza en las urnas. Incluso ha reforzado su estructura en la capital belga con una especie de 'oficina del president' para revestir de empaque su desmadejado 'exilio'.
Invitación a los secesionistas
De momento ha registrado las siglas de Partit Demócrata-Pacte Democrátic (PDeCAT-Pacte) para evitar las del PDeCAT a secas, una marca perdedora que ni siquiera pudo presentarse en solitario hace dos años e inventó la coalición Junts pel Sí junto a ERC. Ahora intenta que algún sector del soberanismo o independentismo, como Omnium o ANC se agregue a su propuesta, algo que se verá la semana próxima, cuando se hagan públicas las listas. De momento se ha aplazado el cónclave de la dirección nacional previsto para este sábado.
En su estrategia desaforada para pergeñar un soporte electoral potente, la última ocurrencia, desvelada por 'El Periódico' es la creación de una "lista del presidente", algo que en su día ya pretendió Artur Mas con escaso éxito. El expresidente, claro, iría como cabeza de este movimiento, cuyos integrantes están aún en el aire. El obsesivo personalismo de Puigdemont despierta recelos y rechazos en la familia separatista.
Dos plataformas digitales se encargarán, desde hoy, de recoger firmas en la red en pro de una agrupación de electores, a la busca de candidatos con peso específico, como los dos Jordis, algunos exconsejeros presos, antiguos dirigentes de ERC como Carod Rovira o animadores del mundo asambleario secesionista. El problema sigue siendo el mismo. Puigdemont quiere encabezarla, algo que no todo el mundo parece dispuesto a asumir.
Carme Forcadell reniega de la república
Cobra ya cuerpo la posibilidad de que el expresidente huído tenga que renunciar a sus propósitos y que abandone su empeño en convertirse en cabeza de cartel. Así lo ha señalado Neus Munté, actual vicepresidenta del PDeCAT y en su día consejera de la Generalitat quien mencionaba que su formación no descarta la posibilidad de que el expresidente no sea el candidato, aunque añadía que "lo dará todo en la campaña electoral".
El panorama se le tuerce por minutos al ex jefe del Ejecutivo catalán. La imagen de Junqueras, entre rejas, se fortalece de cara a los comicios. Las movilizaciones y actos de protesta que se convocan estos días, en especial el previsto para el sábado, que amaga con ser potente, tan sólo incluyen la reivindicación de libertad para los presos. Nadie menciona al 'fantasma de Bruselas' ni se incluye su nombre entre las reivindicaciones. Incluso los componentes de la Mesa del Parlamento catalán, con la activista Carme Forcadell al frente, se han arrugado y han dado un paso atrás en el Supremo, asumiendo el 155 y renegando de la proclamación de la república. Así han logrado esquivar la cárcel. "Puigdemont terminará muy mal", señalan en fuentes de ERC. No es que no repetirá como presidente. Quizás ni siquiera logre convertirse en candidato.