Prosigue la 'entente cordiale' entre Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, quienes van a ir de la mano en las próximas dos citas europeas, la de Bruselas del día 7 y la de Malta el 14, para convencer a una mayoría de socios en su rechazo al candidato de Angela Merkel a la Comisión Europea, el también popular alemán Manfred Weber.
La cena de este viernes no está convocada por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ni por ninguna otra institución comunitaria, de manera que es previsible que el anfitrión sea el primer ministro belga, Charles Michel, quien ya ejerció de anfitrión de un almuerzo el pasado día 28, antes de la cena informal de jefes de Estado y de Gobierno convocada, esta sí, por Tusk.
Michel es uno de los dos negociadores que ha nombrado la familia política liberal para tratar con el resto el reparto de puestos. En aquel almuerzo estuvieron Michel y el otro representante liberal, el primer ministro holandés, Mark Rutte; junto a Sánchez y el portugués, Antonio Costa, que son los negociadores socialdemócratas, y el presidente francés, Emmanuel Macron. Sánchez había cenado con Macron la noche anterior en El Elíseo y después del almuerzo se vio con la canciller alemana, Angela Merkel, en Bruselas a iniciativa de ésta.
En cuanto a la cita de Malta, en la que estarán los mandatarios de los siete países del Mediterráneo -Francia, España, Portugal, Italia, Grecia, Chipre y la citada Malta- cuenta con la particularidad de la presencia del premier italiano, Giuseppe Conte. Roma se ha convertido en los últimos meses en un socio incómodo para Madrid y París ante la deriva euroescéptica.
La candidata española
Todas estas reuniones buscan cerrar en una posterior cumbre en Bruselas, para los días 20 y 21 de junio, el reparto de los cinco puestos de altos cargos que se tienen que cerrar dentro de la UE. Fuentes diplomáticas españolas señalaron a Vozpópuli que la apuesta de Sánchez es colocar a la ministra de Economía, Nadia Calviño, en la Comisión Europea en la cartera de Asuntos Económicos que en el último lustro ha tenido el francés Pierre Moscovici y ofrecer a Josep Borrell seguir al frente de la diplomacia española o en el puesto que ha dejado vacante Meritxell Batet, el Ministerio de Política Territorial.
El cargo de Moscovici supondría ocupar una de las vicepresidencias del Ejecutivo comunitario, una línea roja que Sánchez no está dispuesto a renunciar, y sería una “gran jugada” ya que España es el país con más porcentaje de déficit de la UE y Calviño sería más benévola en el caso de eventuales incumplimientos presupuestarios en el futuro.
Tanto Sánchez como Macron son reacios a aceptar al alemán Weber en la Comisión Europea por mucho que sea el candidato del PPE, vencedor de los comicios del domingo pero con menos escaños en la Eurocámara. Madrid y París esgrimen que los populares coparon las instituciones europeas en el último lustro con Donald Tusk (Consejo Europeo), Jean-Claude Juncker (Comisión Europea) y Antonio Tajani (Parlamento Europeo).
La posible dimisión de Merkel
Sólo la italiana Federica Mogherini, alta representante para la política exterior de la UE, es de la familia progresista. Tras las elecciones europeas y la crisis del SPD alemán, cada vez más dirigentes europeos dirigen su mirada a Angela Merkel, quien podría dejar el puesto de canciller a su sucesora de la CDU para optar de esta forma en otoño a la institución que preside Tusk.
Mientras, el francés Michel Barnier aspira a suceder a Mogherini al frente de la diplomacia europea, por lo que el socialista holandés Frans Timmermans sería la opción de más peso para dirigir el Ejecutivo comunitario dentro del alambicado acuerdo que pergeñan Sánchez y Macron.
En paralelo, un eurodiputado del PPE -quizás un político del Este por la política de equilibrios- podría empezar la legislatura al frente del Parlamento Europeo. Y al frente del Banco Central Europeo (BCE), la quinta institución europea en la que hay que cambiar la cúpula, el 'tapado' para suceder a Draghi es el finlandés Olli Rehn, actual presidente del Banco Central del país nórdico y que en los peores años de la crisis fue comisario para Asuntos Económicos en Bruselas, justo el puesto que ambiciona ahora Calviño.