Las posiciones en la negociación de los pactos postelectorales apenas se han movido en la semana transcurrida desde las generales del pasado domingo. Vox decidió lanzar su órdago; o Ciudadanos negocia con ellos, o no apoyará los eventuales pactos con el PP para formar gobierno en comunidades y ayuntamientos.
Los contactos entre ambos partidos son inexistentes. La relación, nula. Los de Albert Rivera se decantan por repetir la fórmula de Andalucía; que el PP negocie con la formación de Abascal el apoyo a un pacto de investidura. Los verdes se niegan e incluso van más allá. Ahora pedirán entrar en gobiernos y ayuntamientos en función del resultado obtenido el 26 de mayo.
El argumento en las filas de Vox es claro: no quieren que las medidas de los pactos queden en papel mojado. Y no aceptan sólo una foto. El secretario general de Cs, José Manuel Villegas, dice que sólo se sentarán con Vox para informarle de los acuerdos alcanzados con el PP. Los de Abascal quieren que las firmas de los tres partidos figuren en el mismo documento.
El tiempo apremia. Faltan apenas dos semanas para que los ayuntamientos deban estar formados. Y en Vox agitan el fantasma de la repetición de Manuela Carmena si los naranjas no ceden. La alcaldesa en funciones se haría de nuevo con el bastón de mando si las fuerzas de la derecha no cierran un acuerdo, pues encabeza la lista más votada. En el partido naranja descartan que Abascal se atreva a permitir gobernar a la exjueza.
Pero en Vox se agarran a su argumento. "Si la prueba es a ver quién aguanta más, nosotros vamos a aguantar", señalan fuentes de la dirección. Su plan pasaría por dejar que Carmena sea investida y promover después una moción de censura que la desaloje del poder en cuanto Ciudadanos dé su brazo a torcer.