La incorporación de Laura Borràs como consejera de Cultura en el Govern de Quim Torra ha desatado una intensa polémica por su pasado radical en asuntos clave como el de la lengua, tal y como se ha denunciado desde Sociedad Civil Catalana. La nueva integrante del Gabinete suscribió hace dos años un manifiesto titulado "Por una verdadera normalización lingüística en una Cataluña independiente" en el que se reclama la implantación del catalán como lengua única en la Comunidad y acusa al franquismo de haber usado a la inmigración como una herramienta para 'colonizar' a Cataluña con el castellano.
Borràs, exdirectora de la Institución de las Letras Catalanas, es uno de los nombres que Carles Puigdemont incorporó a las listas de JxCat para las elecciones del 21-D. No milita en partido alguno, se reclama independiente sin fisuras, su nombre circuló incluso en las quinielas para asumir la presidencia de la Generalitat.
En el mencionado manifiesto, además de arremeter contra el bilingüismo por considerarlo "una forma de subordinación de una lengua a la otra", se mencionaba que el 'régimen dictatorial del general Franco completó en dos generaciones el proceso mediante la represión político jurídica del uso del catalán" y añadía que se utilizó, para ello, "a una inmigración llegada de territorios castellanohablantes como instrumento involuntario de colonización lingüística".
Enfado en ERC
Este documento no fue del agrado a ERC, que defiende la cooficialidad de ambas lenguas en una Cataluña independiente, ni de algunos miembros de la antigua Convergencia, donde apoyan el catalán como lengua vehicular en las escuelas pero que formalmente se muestran partidarios de una Cataluña bilingüe. Borràs no ha efectuado hasta el momento comentario alguno sobre esta polémica, que ha desatado enormes críticas en ámbitos constitucionalistas.
"Otro supremacista en el Govern", se leía en las redes sociales, en relación al carácter racista de los textos que ha venido elaborando durante años el actual presidente de la Generalitat. Borràs es persona de absoluta confianza del prófugo de Berlín por lo que no cabe esperar que de marcha atrás o se desdiga de sus planteamientos de imposición lingüística y de sus referencias despectivas hacia el papel de la inmigración en Cataluña.
