El popular Javier Arenas ha arrancado la campaña de las elecciones autonómicas del 25 de marzo con todos los sondeos a favor, pero, por si acaso, en el PP no quieren lanzar las campanas al vuelo. Y es que no sólo necesitan ganar, sino hacerlo por mayoría absoluta para impedir que un acuerdo PSOE-IU les deje fuera del que ha sido bastión socialista durante treinta años, salvo, que la entrada de UPyD a la Cámara autonómica pudiera servirles de “colchón” en caso de quedarse a las puertas de esos 55 diputados que les garantizarían el Gobierno autonómico, según analizan en el cuartel general de los populares.
Fuentes del PP creen que el partido liderado por Rosa Díez tiene posibilidades de entrar en el Parlamento andaluz, con un diputado por Sevilla y otro por Málaga. UPyD vendría a ocupar el sitio del Partido Andalucista como cuarta fuerza política de la Comunidad, bebiendo no de los votos regionalistas sino de mucho socialista descontento o votante abstencionista. La presencia de UPyD podría ayudar a romper el poder del “tándem” formado por el omnímodo PSOE andaluz e Izquierda Unida.
Los socialistas andaluces han tejido alianzas con la coalición de izquierdas conforme les salía la aritmética electoral, aunque esta vez IU amague, llegado el caso, con una consulta a las bases que trae recuerdos de lo acontecido en Extremadura, donde gobierna el popular José Antonio Monago ante el profundo desacuerdo PSOE-IU, trufado de enfrentamientos casi históricos.
Bien es cierto que el PP nunca ha estado en condiciones de disputar la plaza andaluza porque jamás ha ganado las elecciones autonómicas. Hasta ahora. Todos los sondeos, propios y ajenos, les dan como triunfadores de la contienda del 25 de marzo, algunos con una mayoría absoluta garantizada y otros, más prudentes, a las puertas de la misma. La posible irrupción de UPyD permite al PP alumbrar la posibilidad de nuevas fórmulas de pactos postelectorales, el definido “colchón” por boca de un dirigente andaluz del PP.
Negociar en Madrid
No hay nada hablado con UpyD. Ni siquiera una aproximación. La estructura de este partido en Andalucía es muy exigua y tampoco existen interlocutores. Toda negociación, afirma una persona próxima a Arenas, pasaría por Madrid, por hablar con Rosa Díez, quien, a juicio del PP, "no puede acercarse al PSOE andaluz con todos sus casos de corrupción", entre ellos, el de los ERES fraudulentos.
Queda por evaluar cuál será el grado de participación electoral en una consulta que se celebra por vez primera en solitario desde 1996 año desde el que han ido indisolublemente unidas a las generales. La decisión de José Antonio Griñán de apurar la legislatura para no ser arrastrado por la más que anunciada, y reconfirmada, debacle socialista del 20-N, puede tener el efecto de dejar en casa a los desencantados y movilizar a todos aquellos que creen llegado el momento del cambio, la mayoría, según los sondeos sobre intención de voto. La abstención siempre fue más alta cuando se celebraron las andaluzas en solitario.
La última alegría para el PP ha venido de la mano del sondeo del Centro de Análisis y Documentación Política y electoral de Andalucía, CADPEA. Según los datos de la encuesta conocida el pasado jueves, los populares obtendrían el 47 por ciento de las papeletas frente al 37,6 de los socialistas, esto es, al borde de la mayoría absoluta. Además, IU se haría con el 6,3 por ciento de los votos y UPyD con el 3 por ciento dejando a los andalucistas del PA en el 2 por ciento.
A juicio de La directora del CADPEA, Carmen Ortega, no se puede dar por segura la mayoría absoluta del PP, aunque admitió que “es muy probable que la obtenga”. Sin embargo, el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, destacó ayer que se está produciendo un cambio de tendencia desde el momento en que los socialistas han sido capaces de recortar cinco puntos de distancia con el partido de Javier Arenas habida cuenta, además, de que el sondeo se realizó entre el 1 y el 30 de diciembre, justo cuando los populares estaban “en la cresta de la ola” tras su triunfo en las generales del 20 de noviembre, y antes de la adopción de las primeras medidas económicas de Mariano Rajoy con la subida de impuestos como telón de fondo.