El Rey rompió este miércoles su silencio por vez primera desde el acelerón del proceso separatista con la aprobación de las leyes de ruptura. "La Constitución prevalecerá sobre cualquier quiebra de la convivencia en democracia", señaló don Felipe en su alocución durante la entrega de los Premios Nacionales de Cultura, en un acto celebrado en la catedral de Cuenca.
Dos minutos largos dedicó el Rey a recordar los valores de la convivencia, el respeto a las leyes, la libertad y la democracia. Unas palabras que han tenido enorme eco en unos momentos en los que los independentistas catalanes pugnan por consumar la fractura de la nación.
Desde distintos sectores políticos se había empezado a mirar hacia la Zarzuela en reclamo tímido de una mayor presencia de la Corona en estos momentos tormentosos. Su Majestad se mantiene en permanente contacto con el presidente del Gobierno, de quien recibe una información intensa y puntual sobre los pasos del Ejecutivo. También aterrizan por Palacio, en forma muy discreta, visitantes ilustres de todos los sectores: políticos, empresarios, pensadores, analistas...
"Está perfectamente informado de todo", comentan con insistencia desde el entorno de la Casa. Está muy preocupado, lógicamente, señalan estas fuentes. Su gesto es más severo, su actitud más hermética, su mirada más fría. Se pudo comprobar durante la ceremonia de apertura del Año Judicial, en la que se mostraba abstraído y ensimismado.
Garante de la unidad de España
Algunos líderes políticos empiezan a deslizar la idea de que, quizás después del 1-O, ya que antes cualquier tipo de movimiento se considera inútil, el Rey podría asumir ese papel de 'moderación y arbitraje' que le señala la Constitución, amén de garante de la 'unidad y permanente' del Estado. Algunos dirigentes del PP, ahora con un relativo protagonismo en el partido, o representantes de la 'vieja guardia' del PSOE, que tienen contacto con Zarzuela, han hablado discretamente en esta línea en los últimos días.
"Ha llegado la hora del Rey", comentaba una de estas personas, en su tiempo ministro de un Gobierno del PSOE. "Estamos ante un callejón de muy difícil salida, ante un bloqueo que se antoja insuperable. Al margen de lo que ocurra el 1-O, se vote o no se vote, el diálogo entre la Moncloa y la Generalitat continuará siendo prácticamente inviable", añaden. "Quizás unas elecciones autonómicas en Cataluña pueden propiciar un cambio en el tablero político hacia situaciones más razonables, pero es mucho suponer".
Algunos líderes políticos empiezan a deslizar la idea de que, quizás después del 1-O, el Rey podría asumir ese papel de 'moderación y arbitraje' que le señala la Constitución
Algún representante del PNV, incluso, se ha sumado a estos planteamientos que animan a un papel más protagonista del Jefe del Estado para superar el enrocamiento en las posiciones. "Felipe VI podría asumir un papel similar al de su padre en el 23-F", comentaban días atrás en ABC. Este tipo de movimientos se observan con enorme escepticismo desde Zarzuela, donde se miden todos los riesgos y se analizan con microscopio los futuros pasos del monarca. La unidad de los demócratas a lo largo de estas semanas se destaca como el principal activo de la actual situación. Mariano Rajoy ha logrado hilvanar en torno a la Constitución una entente, con PSOE y Ciudadanos, que es factor fundamental para afrontar el obtuso reto de los secesionistas.
¿Hasta cuándo durará esta unión de los demócratas? Pedro Sánchez maneja unas ideas cambiantes y líquidas sobre España y su entidad territorial. En Ciudadanos no se vacila a la hora de plantarle cara a los independentistas. Pero todos tienen sus intereses y hay elecciones autonómicas y locales a la vuelta de año y medio.
Cincuenta viajes a Cataluña
Don Felipe conoce bien Cataluña. Ha viajado a esa comunidad en casi medio centenar de ocasiones desde que Artur Mas puso en marcha el 'procés'. Su primera visita como Rey fue precisamente a Cataluña, el 24 de junio de 2014. La última se concretó tras los atentados de las Ramblas y Cambrils, donde recorrió junto a doña Letizia y sufrió la encerrona de los secesionistas en la manifestación de homenaje a las víctimas. No mantiene buena relación con Carles Puigdemont, como se pudo comprobar en el último acto de entrega de los premios Princesa de Girona.
"El Rey está haciendo cuanto está en su mano en estos momentos de tanta dificultad", señalan las mencionadas fuentes. Hay mucha actividad en Palacio, una agenda más intensa de lo que trasciende. "A partir del 2-O la labor mediadora del Rey seguramente se intensifique, pero siempre en el plano de la discreción que hasta ahora le ha caracterizado. Felipe VI no es su padre, se recuerda con insistencia en su entorno. Y los tiempos son bien diferentes.