Las organizaciones independentistas catalanas preparan una nueva demostración de fuerza para el día de Sant Jordi, el próximo 23 de abril, que mantenga vivo el espíritu soberanista frente a un Artur Mas que parece cada vez más sobrepasado por la gestión del día a día y los escándalos de corrupción que van cercando a CiU, con la imputación de Oriol Pujol por supuesto tráfico de influencias en la concesión de las ITV en Cataluña y el 'caso Pallerols' sobre financiación ilegal de Unió. Se trata de conseguir un efecto similar al alcanzado en la Diada del pasado año, cuando cientos de miles de catalanes se manifestaron a favor de la independencia en un acto que sirvió a Mas para apropiarse del discurso secesionista y aprovechar esa ola para convocar elecciones autonómicas anticipadas. Pero cuatro meses después de esos comicios, lo de la consulta "está muy parado", según la visión de alguna de esas organizaciones, de forma que "cada uno hace la guerra por su cuenta" como "si esto fuera el ejército de Pancho Villa".
Y es que Artur Mas, que se envolvió en la bandera soberanista, no ha conseguido una relación muy fluida con las principales organizaciones que promueven una consulta. Es el caso de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), Òmnium o la Asamblea Nacional Catalana. No hay una "dirección nacional" en el camino hacia de la independencia sino que el movimiento está "desnortado," a decir de fuentes catalanas. Los movimientos independentistas siempre han estado bastante fragmentados, de ahí la idea de organizar una movilización en una de las fechas más emblemáticas para los catalanes junto a la Diada del 11 de septiembre, el 23 de abril, al objeto de volver a insuflar ánimos en su clientelela y, de paso, empujar un poquito a Mas.
Unos y otros desarrollan estrategias paralelas, no confluentes, de modo que las distintas organizaciones parecen confiar esta vez más en el poder movilizador de las redes sociales que en el impulso del president. De hecho comienza a instalarse en Cataluña el convencimiento de que, a pesar de todos los gestos, hay una vía abierta de negociación entre gobiernos, el central y el catalán, para asegurar el rescate financiero de la Comunidad hasta el punto de que Mas estaría dispuesto "a cambiar de estrategia" a cambio de un un buen pacto de financiación autonómica. Y esa es la vía en la que insiste la clase empresarial catalana, la misma que quiso empujar al PSC a un pacto con CiU con tal de que los nacionalistas no se echaran en brazos de ERC.
El plan B de un sector independentista catalán es promover la consulta en mayo de 2015 a través de los ayuntamientos. Para ello necesitan del apoyo del PSC
Pero, mientras surgen las dudas entre un sector apreciable de Convergencia, se viene produciendo un proceso a la inversa en el PSC, que promovió la última declaración del Parlamento catalán a favor de una consulta, eso sí, aseguraron, con todas las bendiciones legales. Los ayuntamientos gobernados por los socialistas catalanes son uno de los objetivos de la AMI, que los quiere para su causa al igual que los que tienen alcaldes de Iniciativa por Cataluña. Se trata de sumar cuanto más municipios mejor para coger la antorcha de la consulta en caso de que CiU no se atreva a dar el paso final.
Actualmente, el AMI tiene adheridos a un 63% de los entes locales catalanes que representan al 40% de la problación de la Comunidad. Su intención es llegar a representar al 60%, algo que se conseguiría sumando los ayuntamientos de Barcelona y Lleida, para plantear una consulta independentista en mayo de 2015. Es el plan B de un sector independentista que está dejando de confiar en Mas.