"Estamos cerca de un acuerdo de investidura", respondía esta mañana Albert Rivera a preguntas del diario El País. Pero casi al mismo tiempo, en un desayuno informativo, ponía freno a su expresión y consideraba que hasta ahora "no es posible el acuerdo porque la cerradura de los pactos solo tiene una llave que es la dimisión de Chaves".
En Génova piensan que Ciudadanos quedó atrapado en la trampa de la investidura de la presidenta andaluza cuando el sábado 2 de mayo, su candidato andaluz anunció que se había alcanzado ya un compromiso con el PSOE, que incluía el acuerdo sobre la corrupción y la investidura. Rivera tuvo que reaccionar y frenó ese acuerdo. Desde entonces, Ciudadanos se mueve en la más absoluta ambigüedad, dicen en Génova, porque no quiere aparecer como el responsable de lo que los socialistas llaman 'el bloqueo del no'.
"La corrupción poco tiene que ver con la edad", responden desde el PP a Rivera
"En cuanto pronunciamos la palabra Chaves se levantaron de la mesa", dijo Rivera en el desayuno a modo de justificación de su postura. "Estaba cerca que Ciudadanos se abstuviera, pero cuando se iba a concretar dicen que Chaves no entra en el pacto anticorrupción", explicó. Se estaba cerca de todo en la entrevista y lejos de casi todo en el desayuno, comentan fuentes del PP, donde se subrayan las contradiciones enormes de Ciudadanos ante el laberinto andaluz.
Rivera cree en Susana Díaz, piensa que quiere pasar página del escándalo de los ERE pero que en Ferraz no le dejan. "No es suficiente con ser joven, hay que tener las manos libres. El PSOE tiene un enorme problema interno", se explayó en el mentado desayuno. "Son gente nueva pero no son libres para romper con el pasado. Sánchez dice que no habrá imputados en sus listas, salvo cuando se trata de Chaves. No son capaces de soltar lastre. Les pido que sean responsables", sentenció.
La regeneración democrática sólo la pueden liderar quienes han nacido en democracia, mencionó a continuación. Es una tarea para quienes no tienen 'mochilas' del pasado, ni cuentas en Suiza, ni casos de corrupción, ha redondeado. En el PP se han recibido con estupefacción estas palabras, puesto que se producen el mismo día en el que mantiene la mano tendida a llegar a un acuerdo para la investidura de Susana Díaz en Andalucía.
La efebocracia está de moda
"Quiere jubilar a los demócratas por una mera cuestión generacional pero no hace ascos a pactar con un PSOE andaluz enlodado por la corrupción desde hace tres décadas", han comentado las fuentes. Y añaden que la corrupción poco tiene que ver con la edad y que descalificar a los demócratas por no formar parte de esa especie de efebocracia que pretenden instalar es un disparate'. Rivera ha subrayado que la regeneración que necesita este país tiene que hacerla gente que se ha dedicado a trabajar "bien en el mundo de la empresa, en el funcionariado o en la sociedad civil", y pone como ejemplo a la gente de Ciudadanos, sin ataduras ni compromisos con tiempos pretéritos.
Ahora el PP apuesta por movilizar el voto escéptico y confiar en que el voto oculto no se le vaya de bando
El PP observa a Ciudadanos como su más directo rival en las urnas, porque pesca en su mismo caladero sociológico. Pero también es consciente de que lo necesitará para alcanzar pactos en algunas regiones y ayuntamientos. De ahí que haya suavizado sus referencias hacia el partido de Rivera en los últimos días. Ahora el PP apuesta por movilizar el voto escéptico y confiar en que el voto oculto no se le vaya de bando. Es el consuelo británico, donde las urnas dieron el vuelco a las encuestas.
Para este miércoles el Parlamento andaluz ha sido convocado de nuevo a intentar otra votación, pero no hay síntomas de que la situación se desatasque, salvo un cambio de actitud de Ciudadanos a última hora. Ni el PP ni Podemos quieren saber nada de modificar su voto hasta después de las municipales.
Díaz ha empezado a perder los nervios, a hablar del 'bloque del no', e incluso ha amenzado con paralizar el funcionamiento de la Adminsitración andaluza en el caso de no lograr ser investida. Se abraza así al discurso del victimismo y al de echarle a los demás las culpas. Si sigue sin recibir los votos suficientes, tendrían que celebrarse nuevas elecciones, algo que el PP no consentiría, según fuentes del partido. Sólo en ese caso, y ya después del 24M, los 'populares' optarían por la abstención para poner fin a este impasse.