Comienza la fase civil del juicio por el accidente del Alvia de julio de 2013 y, con ella, el ciclo de declaraciones de cada una de las 15 víctimas heridas por la catástrofe. A todos les unía un pensamiento: el de que el tren era el medio más rápido, cómodo y seguro, y así lo han remarcado en sus relatos, pronunciados esta mañana en Santiago. Desde el primer testimonio, la jueza se mostró visiblemente emocionada: "Es la primera y ya estoy llorando".
La primera en declarar ha sido una madre, acompañada por su hija. Dada la avanzada edad de la madre, han intervenido juntas por videollamada. "Yo solo me preguntaba qué había pasado, no me podía mover, oía voces, pasé muchísimo tiempo con muchas cosas encima, para mí fue algo horrible que no se lo deseo a nadie. Pensé en mi marido, que era totalmente dependiente de mí", explica la madre, que iba acompañada de otros familiares en el tren.
Su hija, en cambio, ha rememorado la tensión y el sufrimiento al enterarse del accidente y llamar a su madre sin recibir respuesta. Solo consiguió, tras horas de incertidumbre, hablar con su tía. Rápidamente viajó a Santiago sin saber muy bien el estado de salud de su madre. En Madrid, tuvo que dejar a su padre con un familiar, puesto que requería de cuidados las 24 horas.
Durante el testimonio, la testigo ha asegurado que "nadie de las aseguradoras" se interesó por la situación de su madre, y ningún perito o médico acudió a verla. Para ella "no hay dinero que pague el cambio de vida", las secuelas que le quedaron a su madre, que necesita estar acompañada siempre, debido a que tiene falta de movilidad y de psicomotricidad.
"No hay dinero que pague la impotencia que se siente cuando ves a una persona sentada en la que tú crees que es la mejor opción para que viaje. No hay dinero que te dé un poco de paz", ha insistido la hija.
Las lágrimas de la jueza: "es la primera y ya estoy llorando"
El relató abrió la vida de una serie de testimonios que emocionaron a la jueza desde el principio. "Es la primera y ya estoy llorando", comentó al final del primer interrogatorio.
En el turno de la Fiscalía, la octogenaria ha revelado que percibieron que el tren iba a gran velocidad. En una conversación con su hermana, señaló que llegarían a tiempo a Coruña, a lo que su hermana en el tren respondió que "incluso antes", debido precisamente a la velocidad que cogía el convoy.
"Tenía muy buena salud, pero ahora ya no soy nada", ha llegado a expresar la señora, que precisa de ayuda "día y noche" y que reclama indemnizaciones por todos los tratamientos médicos y daños causados a raíz del accidente.