"Soy de ETA y vengo a ejecutarte" le dijo Kubati a María Dolores González, Yoyes, una etarra arrepentida. Y le disparó a bocajarro cuando paseaba con su hijo. José Antonio López, alias Kubati, que ha cumplido 26 años de los 1.210 a los que fue condenado por 13 asesinatos consumados y 16 frustrados, abandonó a las diez de la noche del jueves la prisión del Puerto de Santamaría. Fue el único de los catorce terroristas excarcelados por la Audiencia Nacional que se encontró con un "comité de recepción" al abandonar la penitenciaría.
Una treintena de personas le aguardaban. La emprendieron a gritos de "asesino" e "hijo de puta" y llegaron a zarandear su coche, en el que iba acompañado por una persona de la Asociación pro Derechos Humanos de Cádiz. Estaba entre los congregados Encarna Carrillo, la esposa del concejal del PP Manuel Indiano, asesinado cuando ella estaba embarazada de siete meses.
"Imágenes muy dolorosas"
No hubo más incidentes en la tensa jornada. Este "pasillo de la vergüenza", como lo denominan las víctimas, se reprodujo en otras cárceles españolas en lo que supone un episodio sin precedentes en toda Europa. La salida en bloque de terroristas sanguinarios y otros criminales se lleva a cabo siempre al amparo de la noche, para evitar incidentes y para reducir el impacto de la repercusión mediática que acarrea estas escenas de los "asesinos victoriosos", tal y como lo definió ayer el familiar de una de las víctimas de un etarra. La vicepresidenta Sáenz de Santamaría las calificó este jueves de "imágenes muy dolorosas que nos remueven a todos". Es el sentir de gran parte del Ejecutivo.
"Salen sonrientes, desafiantes, rodeados de los suyos. Ninguno se ha arrepentido de nada", añadía este testigo de las imágenes de la infamia. Ese chorreo de etarras arrogantes, triunfantes y con la señal de la victoria en las manos choca frontalmente con la teoría oficial sobre que ETA "ha sido derrotada". El triunfo, el júbilo y la satisfacción más bien parece de su parte.
Entre penumbras
Así, por ejemplo, salió a la calle Inmaculada Noble, ex intregrante del 'comando Madrid', condenada por el asesinato del comandante Ricardo Sáenz de Ynestrillas, así como por el atentado de la calle de Juan Bravo que le costó la vida a otros cinco militares. Apareció después de las 22.00 horas en la portalada de la prisión de Algeciras con una amplia sonrisa, entre familiares y compañeros con ikurriñas que la jaleaban. O Josefa Uzkudum que salió a las 22.30 del centro de Albolote (Granada) junto a una veterana integrante del Grapo. O Pedro María Rezabal, condenado por el asesinato de un guardia civil retirado, que salió, chulesco y boina en ristre, de la cárcel de Monterroso en Lugo, también entre las sombras de la noche.
Todo había arrancado cuando la Audiencia Nacional, sin mayores explicaciones, decidió adelantar a la tarde del jueves su anunciada reunión prevista para el viernes. Nadie entendió muy bien las prisas de este tribunal que ya mostró una celeridad obsequiosa al reunir el pleno de la Sala de lo Penal, al frente de la cual se encuentra el juez Grande Marlaska, tan solo veinticuatro horas después de que el Tribunal de Estrasburgo se pronunciara contra la doctrina Parot. "¿Por qué tanta prisa?", declaraba Ángeles Pedraza, presidenta de la AVT. "Han tardado diez años en sentenciar sobre el Prestige y sólo diez horas en soltar a los terroristas asesinos", añadía, indignada con la situación. Cinco años y medio por cada asesinato han cumplido los etarras ahora excarcelados. Una media que resulta inaceptable para el colectivo y para gran parte de la sociedad española.
Alarma social
El ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, declaraba, ante esta segunda oleada de excarcelación de etarras, que "no sería justo hacer ningún reproche a los jueces y magistrados". Y el presidente de la Audiencia Nacional, Ángel Juanes, se mostraba desconcertado ante quienes hablan de que este espectáculo de suelta de asesinos crea "alarma social". Para el magistrado, es evidente que esto "no resulta agradable" pero no hay que sacar las cosas de quicio.
A partir de ahora el resto de las decisiones judiciales que afectan a terroristas ya no se dirimirán en el Pleno de la Audiencia sino que lo hará la sección correspondiente. Es decir, que se diluye la expectación y hasta las responsabilidades. Visto lo ocurrido hasta ahora, cabe pensar que el resto de los etarras con recursos pendientes verán muy pronto la puierta de salida. También ante el Constitucional hay aún pendientes unos 30 casos afectados por la 'doctrina Parot', la mayoría de ellos terroristas.
Las diferentes audiencias provinciales, por su parte, también llevan a cabo la concesión de órdenes de puesta en libertad de condenados por distintos delitos, principalmente asesinatos y violaciones. Por ejemplo, Pedro Luis Gallego, el 'violador del ascensor', condenado a 273 años por la muerte y violación de dos jóvenes de los que había cumplido tan sólo 20. Debería haber permanecido entre rejas hasta 2022. En la noche del jueves fue puesto en libertad tras la decisión de la Audiencia Provincial de Madrid. Así sigue el goteo. Los próximos en salir, Emilio Muñoz, el churrero que secuestró y asesinó a Anabel Segura y Miguel Ricart, uno de los jóvenes perversos y sin escrúpulos que destrozaron a las tres niñas de Alcàsser.