En ocasiones el dilema en esto de la gastronomía está en tener que elegir entre un sitio “mono” y con buen ambiente pero con deficiente propuesta gastronómica o una carta sólida en un restaurante desactualizado.
Sin embargo, hay ocasiones en que confluyen un restaurante de lo más agradable, con unos precios más que comedidos (25-30 euros de precio medio) y una interesante propuesta. Es el caso de lo que hace algunas noches nos ocurrió al visitar el restaurante Ottica.
En un agradable local con una decoración alegre y acogedora, los socios Edu Morán y Nacho Martín dan forma a un restaurante en el que nada más entrar se percibe buen ambiente y ganas de pasarlo bien (demasiadas veces se nos olvida que a un restaurante, sobre todo, se va a disfrutar).
En su carta, inclasificable y cosmopolita, se juntan una buena selección de propuestas pensadas en su mayoría para ser compartidas lo cual facilita en gran manera la posibilidad de probar varios platos y de jugar con el ticket final a pagar, que en cualquier caso es asequible y mantiene una magnífica relación calidad precio.
Entre los platos que probamos destacan unas muy correctas croquetas de carabineros, nada grasientas y con un buen rebozado con su punto crocante, una muy buena lasaña de rabo de toro o un tataki de salmón con toques cítricos que sorprende por su sabor. Mención aparte merece un estupendo sam de pollo de corral asado al carbón que se acompaña de salsa tártara y que les recomiendo pedir.
En cualquier caso, si visitan Ottica dejen sitio para el postre porque la carta tiene varias propuestas que no deben dejar de probar. Magnífica la tarta de zanahoria y el brownie con sopa de chocolate blanco, pero atención a su tarta de Nutella con praliné de avellanas que es una auténtica delicia. Pruébenla y verán como me dan la razón.
