Les hablo hoy de un restaurante que abrió sus puertas hace escasas semanas en el paseo de la Castellana de Madrid. Responde al curioso nombre de Sin Sombrero y ocupa el local que durante años fueras La Nicoletta.
El local -de grandes dimensiones y con capacidad para 250 comensales- ha sido decorado con maestría por el estudio de interiorismo Cousi. Primer acierto, lo que hacen Alicia Martín y Alba Hurlé (ellas son las creadoras de Cousi) tiene siempre un sello personal que a mí, particularmente, me encanta.
Han optado por dividir el inmenso local en tres zonas diferenciadas dotándolas de personalidad propia y con ese toque chic que solo ellas saben poner en sus reformas.
La carta ha sido diseñada por Javier Goya (restaurante Triciclo) y en ella se recogen una buena selección de platos que ponen al comensal en un interesante dilema a la hora de decidirse. Casi todo tiene buena pinta y una vez que se prueba, casi todo convence. Nuevo tanto para Sin Sombrero.
A cargo de los fogones un magnífico cocinero, Pedro Gallego, con experiencia en cocinas tales como Piñera o aquel efímero proyecto denominado Los chicos, las chicas y los maniquís. En Sin Sombrero ejecuta la carta con maestría creando platos muy correctos, alguno de ellos con sobresaliente nivel (les recomiendo encarecidamente la lasaña abierta de ajoarriero de marisco y bacalao cremoso).
En sala personal experimentado y eficiente con varias conocidas de diferentes restaurantes; Antonio procedente de Rubaiyat, Berto de La Bien Aparecida y un eficaz Pascual que supo atendernos a la perfección un domingo al mediodía previo a la Navidad y con el restaurante completamente abarrotado. Ahí es cuando se demuestra que se está a un magnífico nivel.
En suma una concatenación de aciertos que como no podía ser de otra forma, dan un magnífico resultado. Cocina de esa que siempre gusto en un magnífico entorno y con servicio óptimo. Eso mismo, para quitarse el sombrero.